Dominando el Tempo, Tono y Ritmo en la Narrativa Audiovisual
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En la creación de cualquier obra narrativa, especialmente en el ámbito audiovisual, comprender y aplicar correctamente los conceptos de tempo, tono y ritmo es fundamental para captar y mantener la atención del público. Estos elementos, aunque interconectados, poseen características distintivas que, al ser dominadas, elevan la calidad y el impacto emocional de la historia.
El Tempo: El Pulso Interno de Cada Escena
El tempo se refiere al pulso o ritmo interno de cada escena. Al construir las escenas, es crucial tener en cuenta que en todas ellas aparece la estructura de los tres actos, aunque algunos puedan manifestarse de forma implícita. Esta estructura inherente confiere un determinado ritmo a cada segmento narrativo, dictando la velocidad y la intensidad con la que se desarrollan los eventos y las emociones.
El Tono: La Voz y Estilo del Autor
El tono es el estilo distintivo del autor y está intrínsecamente ligado al género de la obra. Este debe quedar muy claro desde las primeras etapas del tratamiento del guion, ya que su propósito es reforzar la sensación y la emoción que debe producir el clímax de todas las secuencias. Un tono consistente y bien definido asegura que la audiencia experimente la historia tal como el creador la concibió, ya sea dramática, cómica, tensa o melancólica.
El Ritmo: El Equilibrio entre Secuencias
El ritmo es el equilibrio y la cadencia entre las diferentes secuencias de una obra. Este debe buscarse y establecerse desde la escaleta integral y trasladarse de manera coherente al tratamiento final. Además de las proporciones de tiempo entre las secuencias, una herramienta fundamental para conseguir un ritmo efectivo son las elipsis.
- Una elipsis es una omisión intencionada de tiempo o información.
- A veces, se omite contenido porque no es crucial para la trama, lo que ayuda a agilizar el ritmo narrativo.
- Otras veces, la omisión es deliberada y estratégica, dando lugar a las denominadas "elipsis dramáticas", que sirven para mantener la tensión y el misterio, invitando al espectador a llenar los vacíos.
El equilibrio entre las secuencias no es arbitrario, sino una decisión creativa y personal del autor, que busca la máxima resonancia emocional y narrativa.
El Sistema de Estrellas para Controlar el Ritmo
Una forma práctica de controlar el ritmo de un guion es mediante el sistema de estrellas. Este método consiste en asignar una duración relativa a cada una de las secuencias, utilizando una escala de entre 1 y 5 estrellas.
Es importante destacar que la cantidad de estrellas asignadas a una secuencia no depende de la importancia que se le quiera dar a ese momento, sino del tiempo estimado que se necesitará para desarrollar su contenido.
- Primero, se marcan las secuencias de mayor duración (4 o 5 estrellas), que servirán como referencia para el resto.
- Luego, se marcan las de menor duración (1, 2 o 3 estrellas).
Cabe señalar que no existe una equivalencia directa en duración relativa entre las estrellas y los minutos reales de metraje.
La Obertura en la Narrativa Audiovisual
Una forma tradicional, aunque no obligatoria, de comenzar las películas es con una secuencia de 4 o 5 estrellas, diseñada para que el espectador tenga tiempo de sumergirse en la historia. Esta secuencia inicial se conoce como obertura y es una de las más importantes, ya que en ella ya se contienen el tono y el ritmo generales del relato.
Existen dos tipos principales de combinaciones de ritmo para la obertura:
- Obertura Clásica:
- Rápido-Lento-Rápido
- Lento-Rápido-Lento
- Obertura a la Francesa: El tercer movimiento se utiliza en la conclusión de la obra, creando una estructura narrativa particular.