El Dominio Absoluto de la Lengua: La Genialidad Literaria de Francisco de Quevedo

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Francisco de Quevedo: Maestro del Conceptismo

Francisco de Quevedo fue un poeta famoso en vida. Escribió sonetos, romances, letrillas, canciones, epístolas, etc. Sus poemas son variados en contenido, tono e intención, pudiendo ir de lo grotesco y atrevido a lo elevado y lo sublime.

La Prosa de Quevedo

Además de un excelente poeta, Quevedo es un prosista excepcional, destacando tanto en sus escritos doctrinales y políticos, como en sus obras satíricas y festivas.

Obra Poética: Dominio y Clasificación

Características Generales de su Lírica

Francisco de Quevedo posee un magistral y absoluto dominio de la lengua y de todos sus recursos poéticos. Su riqueza expresiva, su variedad temática, su agudeza e ingenio, y su extremada sensibilidad lo consolidan como uno de los líricos españoles más relevantes de todos los tiempos.

Clasificación Temática de la Poesía Quevediana

Su vasta obra poética puede clasificarse en cuatro grandes categorías:

  • Poesía amorosa
  • Poesía metafísica
  • Poesía moral
  • Poesía satírica

Poesía Amorosa

Son poemas que se inscriben en los convencionalismos de la lírica amatoria de la época. Quevedo, además del artificio y de la belleza del lenguaje, ajustado siempre a la idea, sabe infundir a estos versos un sentimiento y una emoción tales que suelen trascender con mucho cualquier tópico literario. Así ocurre, por ejemplo, en los versos dedicados a Lisi o en poemas como «Cerrar podrá mis ojos la postrera».

Poesía Metafísica

En estos poemas se tratan temas fundamentales como: la angustia vital, el desengaño, la resignación, la fugacidad de la vida y la presencia de la muerte. Buena muestra son, por ejemplo, los sonetos «¡Fue sueño ayer, mañana será tierra!» o «Miré los muros de la patria mía», en los que sus versos superan la mera contemplación pesimista de España para adquirir un tono existencial.

Poesía Moral

Quevedo adopta también la actitud del moralista barroco que critica, satiriza y fustiga las debilidades humanas (la hipocresía, la ambición, el egoísmo, la envidia…). Ejemplo quizás de todo ello puede ser su largo poema titulado Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita al Conde-Duque de Olivares.

Poesía Satírica

Quevedo no tiene parangón en la poesía satírica española. Son inagotables su ingenio y su agudeza, su capacidad de crítica, de burla y de deformación grotesca para tratar desde lo serio y trascendente a lo más nimio e insignificante. Alude en sus poemas a:

  • Personajes de la sociedad del siglo XVII (médicos y boticarios, mujeres, maridos burlados, borrachos).
  • Escritores y cuestiones literarias; especialmente Góngora y el culteranismo.
  • Mitos (Orfeo y Eurídice, Hero y Leandro, Apolo y Dafne).
  • Personajes históricos (Pilatos, Nerón).
  • Personajes y héroes literarios (Orlando, el Cid).

Algunos de estos poemas son especialmente conocidos, como ocurre, por ejemplo, con el soneto dedicado a una nariz, «Érase un hombre a una nariz pegado», o con los versos en que Quevedo critica el poder del dinero y el afán por tenerlo, «Madre, yo al oro me humillo».

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