Dominio del lenguaje académico: Clave para el éxito universitario
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El lenguaje académico: precisión y claridad
El lenguaje académico exige corrección ortográfica, léxica y gramatical. Cualquier error afecta la credibilidad del texto. Se recomienda el uso de diccionarios especializados, como el DRAE, actualizados con las últimas normas. Además, debe evitar la vaguedad y ambigüedad del lenguaje cotidiano, utilizando un léxico específico propio de cada disciplina.
Importancia del dominio del lenguaje académico
El desarrollo académico y profesional de un estudiante depende del dominio de los géneros discursivos y el estilo académico. La variedad de textos (resúmenes, reseñas, comentarios críticos, trabajos de investigación) y tareas (búsqueda e interpretación bibliográfica, toma de apuntes, elaboración de esquemas, análisis y resumen) requiere complejos procesos cognitivos de aprendizaje, comprensión y expresión textual, esenciales para el éxito académico desde el grado hasta el doctorado. Estas tareas deben ajustarse a las convenciones formales del estilo académico.
Características del lenguaje académico
El lenguaje académico, presente en textos orales y escritos de la vida universitaria, es utilizado por la comunidad académica (profesores, investigadores y alumnos). Se identifica con el lenguaje científico: ambos transmiten el conocimiento y comparten un carácter especializado, propio de la comunicación entre expertos. El lenguaje académico presenta rasgos específicos de cada disciplina y rasgos generales: léxico especializado, objetividad y verificabilidad. La similitud entre ambos se observa en la elaboración de géneros discursivos: artículos, monografías, resúmenes, exámenes, reseñas, estandarizados progresivamente según los principios macroestructurales IMRyD.
La clase magistral: Desafío para el estudiante
Comprender los textos académicos orales en las clases magistrales es el primer desafío para el estudiante. La dificultad radica en la complejidad cognitiva de la comprensión de información nueva, la evanescencia del mensaje oral (que impide la relectura), su velocidad de transmisión y la falta de conocimientos previos. Además, se debe seleccionar el contenido fundamental para elaborar los apuntes. Aunque el alumno se esfuerce por retener y escribir el contenido, la atención óptima no se mantiene más de 10-15 minutos. El profesor puede usar recursos que faciliten la comprensión: repetición de conceptos, ejemplos, apoyo audiovisual y mapas conceptuales. Sin embargo, la fijación del mensaje será incompleta, por lo que se recomienda consultar las fuentes bibliográficas para contrastar y ampliar la información.