Dominio Romano en Iberia: Conquista, Romanización e Impacto
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Conquista y Romanización de la Península Ibérica
Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural
En la zona de Lazio (Roma), en el 753 a.C., los romanos desarrollaron una civilización con una cultura propia. Esta comunidad surgió a partir del uso del hierro y de la influencia de la cultura etrusca, más desarrollada. La etapa en la que los etruscos gobernaron Roma fue hasta el 509 a.C., estableciendo una monarquía y organizándose en clanes familiares. A partir del 509 a.C., Roma se separó de la influencia etrusca y estableció una república aristocrática. En este momento, Roma comenzó un proceso de expansión y conquista de territorios, convirtiéndose en una potencia naval.
En el siglo III a.C., los romanos conquistaron el sur de Italia. Sin embargo, en el Mediterráneo, se encontraron con los cartagineses, enfrentándose en tres conflictos conocidos como las Guerras Púnicas:
- Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.): Roma conquistó Sicilia.
- Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.): En la Península Ibérica, los cartagineses se establecieron al sur y los romanos al norte. En el año 226 a.C., se firmó el Tratado del Ebro para delimitar las áreas de influencia. La guerra se desencadenó cuando Aníbal atacó Sagunto, aliada de Roma. Aunque Aníbal llegó a las puertas de Roma, la ciudad resistió y Roma ganó la guerra.
- Tercera Guerra Púnica (149 a.C.): Roma atacó y destruyó Cartago, consolidando su dominio en la región.
Tras la derrota de Cartago, la Península Ibérica quedó bajo control romano. Entre el 197 y el 154 a.C., Roma se centró en la conquista de Grecia y Macedonia. La segunda fase de la conquista romana en la Península Ibérica, entre el 154 y el 133 a.C., se centró en la Meseta Central.
Resistencia y Conquista de la Meseta
En el oeste de la península, los lusitanos representaban una amenaza para Roma. Los romanos enviaron a Galba para resolver los conflictos, pero en el 139 a.C. Biriato fue asesinado. Tras la derrota de los lusitanos, otras tribus de la Meseta se resistieron al avance romano. Los arévacos lideraron la resistencia, y otras tribus se unieron a ellos. Numancia fue el centro de la resistencia, y en el 133 a.C., Roma dio un ultimátum a la ciudad. Tras la negativa de rendirse, Roma incendió Numancia, consolidando su control sobre la Meseta. En el mismo año, comenzaron los problemas internos en Roma, con la revuelta tras la muerte de Tiberio Graco.