La Domus Romana: Arquitectura, Estructura y Vida Cotidiana en la Antigua Roma
Clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 5,69 KB
La Domus Romana: Arquitectura y Vida Cotidiana en la Antigua Roma
La domus romana, residencia urbana de las familias acomodadas, se caracterizaba por su diseño funcional y su adaptación a la vida social y privada de sus habitantes. Generalmente, contaba con dos accesos: una puerta principal que daba a la calle y otra lateral que conectaba con un patio trasero o callejón. El término específico para la puerta era ianua u ostium, mientras que porta se reservaba para las grandes puertas de las murallas urbanas. La puerta principal (fores) solía estar compuesta por dos o más hojas (valvae), que giraban sobre goznes de madera reforzados con hierro o bronce, lo que las hacía pesadas y ruidosas al abrirse.
Locales Comerciales (Tabernae)
Era frecuente que la fachada principal de la domus, la que daba a la calle, albergara locales comerciales (identificados con el número 3 en algunos planos), conocidos como tabernae. Estos establecimientos, a menudo dedicados a la venta de comida y bebida, eran alquilados por los propietarios de la domus a comerciantes para su explotación. Las tabernae solían tener techos altos, lo que permitía la construcción de un entresuelo que servía como dormitorio para el regente del local. Contaban además con un mostrador de mampostería para la exposición de las mercancías.
El Vestibulum: Primera Impresión de la Domus
Al traspasar el umbral de la puerta principal, la primera estancia que se encontraba era el vestibulum. El tamaño y la opulencia de su decoración reflejaban directamente el rango social y la riqueza de los dueños de la domus. Los nobles romanos poseían grandes vestíbulos, profusamente adornados con títulos e insignias de poder. Estos espacios servían como una forma de propaganda de su grandeza, diseñada para impresionar a los clientes que aguardaban en ellos para el ritual de la salutatio matutina, la visita matutina de los clientes al patrón.
El Atrium: Corazón de la Casa Romana
Desde el vestibulum se accedía al atrium (identificado con el número 2), considerado el centro neurálgico de la casa romana. Este amplio espacio cuadrangular, alrededor del cual se distribuían las demás habitaciones, poseía una abertura en el techo, el compluvium, cuya función era permitir la entrada de luz, aire y, crucialmente, el agua de lluvia. El agua recogida se almacenaba en un pequeño estanque situado justo debajo, el impluvium (identificado con el número 1).
Originalmente, el atrium era el epicentro de la vida familiar, donde ardía el hogar doméstico y se custodiaban las imágenes de los dioses protectores del hogar (los dioses lares) en una pequeña capilla denominada lararium. Sin embargo, con el desarrollo y la creciente importancia de la parte posterior de la casa, el centro de la vida familiar se trasladó progresivamente al peristilo.
Cubicula: Los Dormitorios Romanos
Alrededor del atrium se distribuían los cubicula (identificados con el número 8). Estos dormitorios, caracterizados por ser altos y estrechos, estaban decorados con pinturas murales y mosaicos. La cama, a menudo en un lugar destacado y abovedado, era notablemente alta, requiriendo el uso de un pequeño escabel para acceder a ella.
El Tablinum: Despacho y Conexión
También con acceso directo desde el atrium se encontraba el tablinum (identificado con el número 7). Esta estancia era de gran importancia, ya que en sus orígenes funcionó como el dormitorio del pater familias (el cabeza de familia) y, posteriormente, se transformó en su despacho, un lugar donde recibía a sus clientes. El tablinum servía además como paso hacia la parte posterior de la casa, conectando con el peristilo (identificado con el número 4).
El Peristilo: Jardín Interior y Espacio Social
El peristilo era un jardín íntimo, rodeado por un elegante pórtico de columnas y embellecido con estatuas, mesas y diversas obras de arte. Alrededor de este espacio se disponían otras estancias, cuyo número y función variaban considerablemente en función de la época y la riqueza de los propietarios de la domus. Una estancia indispensable en este sector era el triclinium (identificado con el número 5), el comedor principal destinado a las cenas, dado que los romanos solían tomar el almuerzo fuera de casa.
El triclinium estaba equipado con tres lechos (triclinios) dispuestos en forma de "U", en cuyo interior se colocaban las mesas con los alimentos. Los romanos comían recostados, apoyándose sobre el codo izquierdo y utilizando la mano derecha para tomar los alimentos, ya que no empleaban cubiertos.
Culina: La Cocina Romana
Cerca del triclinium se ubicaba la culina o cocina (identificada con el número 6). Las cocinas de las casas romanas eran generalmente pequeñas y contaban con un fogón de mampostería donde se colocaban las brasas sobre las que se situaban las ollas para cocinar los alimentos.
Innovación Romana: La Calefacción
Los romanos ya conocían y aplicaban sistemas de calefacción. El calor se generaba en una especie de caldera, el praefurnus, y desde allí se distribuía a través de cámaras de aire situadas bajo el enlosado del suelo, creadas mediante pequeños pilares de ladrillo. Además, amplias tuberías empotradas en las paredes contribuían a la difusión del calor por las estancias.