Dones del Espíritu Santo, Iglesia y Comunión de los Santos: Pilares de la Fe Cristiana

Los Dones del Espíritu Santo: Fundamentos y Significado

El Espíritu Santo es el enviado de Jesús y da testimonio de Él. Quien siente y vive la presencia del Espíritu Santo, siente y vive la presencia de Jesús.

En la Confirmación recibimos sus dones, que son:

• Sabiduría: Da sentido a la vida y es el don del buen gusto por las cosas del Espíritu.
• Entendimiento: Es el don de comprender lo que más merece la pena ser entendido. Permite reconocer la mano de Dios donde otros solo ven circunstancias humanas, y entender la obra divina en la propia vida.
• Consejo: Es el don social que nos une en la búsqueda del camino que nos acerca a Dios.
• Fortaleza: A través de este don, Dios nos concede el querer y el obrar. El amor verdadero es fuerte hasta la muerte; por ello, el don de la fortaleza es el don de amar.
• Ciencia: Nos ayuda a escuchar a la creación, que nos habla de Dios porque Él la creó.
• Piedad: Es el don de sentirse hijo de Dios y saber disfrutar de ello. Nos hace sentirnos hermanos entre nosotros.
• Temor de Dios: No es temor a ser castigado, sino a hacer algo que entristezca al Padre. Por eso, es el miedo que termina con todos los miedos.

La Iglesia: Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo

Se entra al Pueblo de Dios por la fe y el Bautismo. Todos estamos invitados a formar parte del Pueblo de Dios con el fin de constituir una sola familia y un único pueblo.

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. En los sacramentos, y más precisamente en la Eucaristía, Cristo muerto y resucitado constituye la unión de los creyentes en su cuerpo.

La Iglesia también es Templo del Espíritu Santo. El Espíritu es como el alma del cuerpo, principio de su vida. Así, toda la Iglesia se concibe como una unidad que compartimos todos los creyentes.

La Comunión de los Santos: Unidad en la Fe

“La Iglesia es comunión de los Santos”. Esta expresión designa la Eucaristía, que significa y al mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes que forman un solo cuerpo en Cristo. Este término también se refiere a la comunión entre las personas santas, es decir, de quienes se han purificado y gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se funden en una sola Iglesia.