Dramaturgia del Siglo de Oro: Cervantes, Lope de Vega y la Evolución del Entremés
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Temas y Figuras en la Dramaturgia Cervantina
La figura del armiño, símbolo de pureza, contrasta con la mención de abusos y violaciones de niños, un inicio abrupto que podría sugerir una crítica social subyacente.
Cervantes introduce la figura del sacristán, quien imita al gracioso, personaje recurrente en obras satíricas de Tirso y Lope de Vega. El sacristán, en su rol de gracioso, se enfrenta a una situación cómica que, a su vez, representa el antisemitismo de la época. Cervantes alude a esta cuestión, posiblemente buscando resonancia popular. En la sociedad española de estos siglos, la cuestión de los conversos fue de suma importancia, y su figura es crucial en el teatro cervantino, lo que podría deberse a su posible origen converso.
En su obra, se dramatizan varios aspectos del cautiverio argelino, incorporando componentes de aventura y moralización, con clara influencia de la novela bizantina y la tragedia troyana.
La Visión Teatral de Lope de Vega
La concepción teatral de Lope de Vega se caracteriza por una acción rápida. La métrica se adapta para narrar situaciones trágicas. En el teatro clásico, se alude al escenario de la obra, aunque este no se represente físicamente.
En Los baños de Argel, Cervantes compara un barco con el Leviatán, buscando representar la dureza de la situación de los presos en Argel. En esta misma obra, Cervantes hace alusiones a Garcilaso y a Góngora. La imagen del fuego como pasión amorosa es un motivo recurrente y significativo en la época.
El Entremés: Origen, Evolución y Crítica
El entremés es un género eminentemente cómico que, bajo su sátira, esconde una crítica religiosa o social. Su origen se vincula con el sentido de la farsa, aunque su etimología también remite al ámbito culinario, refiriéndose a un 'relleno' o 'plato intermedio' con diversas carnes.
Existen elementos recurrentes en el entremés, como la infidelidad matrimonial. Desde el cristianismo, con Tertuliano, se critica el espectáculo, que a partir de entonces adquiere mayor relevancia que la expresión oral.
Lope de Rueda inicia el desarrollo del entremés moderno, un género que a menudo se confunde con el auto sacramental. El entremés conoce una segunda etapa entre 1600 y 1620, coincidiendo con el reinado de Felipe III el Piadoso. Documentos de la época recogen que se le atribuyó la confesión de haber desatendido el reinado para dedicarse a su 'obra' personal. Felipe III también elevó al poder a un político corrupto, el duque de Lerma.
La influencia clásica del entremés se manifiesta en personajes como el miles gloriosus, un soldado que alardea de su valentía. Antes de 1600, la mayoría de los entremeses se escribían en prosa, pero a partir de ese año pasaron a componerse en verso, predominando el endecasílabo suelto, la silva y el romance.
La Maestría Cervantina en el Entremés
Cervantes parte de las creaciones de Lope de Rueda, expandiendo su elaboración literaria y aumentando la diversidad de personajes, tipos y mecanismos provenientes de la novela, lo que enriquece notablemente el entremés. En este género, el triunfo de la maestría cervantina es indudable.
Balbín distingue los temas cervantinos en el entremés:
- El tema amoroso matrimonial.
- El tema social.
- El tema de la infidelidad.
Por su parte, Casalduero clasifica los temas en:
- Entremeses de figuras, centrados en el diálogo.
- Entremeses de acción, basados en la burla.