Dualismo Alma-Cuerpo en San Agustín: Explorando la Interioridad y la Trascendencia
Clasificado en Filosofía y ética
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San Agustín defiende una concepción dualista del ser humano, según la cual el cuerpo y el alma son dos entidades completamente distintas. El cuerpo representa lo exterior, mientras que el alma constituye la interioridad. También se refiere a esta dualidad utilizando los términos "carne" (cuerpo) y "espíritu" (alma). Agustín afirma que hay dos realidades fundamentales que deseamos conocer: nuestra alma y Dios. Este anhelo implica que el conocimiento más auténtico es el conocimiento de uno mismo.
Esta concepción dualista integra elementos platónicos y cristianos, constituyendo una síntesis de ambos:
- El alma es la parte superior del ser humano porque *mueve al cuerpo y le da vida*. Lo que ocurre en el interior del alma se traduce en acciones físicas realizadas por el cuerpo.
- El alma otorga la capacidad de *percibir* todo lo que ocurre en el cuerpo. En el alma reside la conciencia de todas esas sensaciones simultáneas.
- Existen *actos específicos del alma*, como pensar o querer, que solo pueden ser realizados por ella. El pensamiento implica la concepción de ideas, lo cual sería imposible sin el alma. El término "querer" se refiere a la voluntad, la cual determina si se llevan a cabo o no los deseos. También alude a un tipo de causalidad mental, donde ciertas acciones humanas requieren apelar a actos mentales.
- Los *predicados morales* se atribuyen al alma. No es el cuerpo el que es justo, sino el alma. (Un aristotélico, en cambio, diría que el ser humano en su conjunto es quien realiza las acciones).
San Agustín sostiene que Dios no es el causante del mal, sino el ser humano.
- Una diferencia clave con Platón reside en que este último afirma la preexistencia del alma. San Agustín, en cambio, sostiene que el alma ha sido *creada por Dios*, incorporando así el pensamiento cristiano.
Las Tres Potencias del Alma
En el alma, San Agustín distingue tres potencias intelectuales:
- Memoria (conocimiento de uno mismo)
- Entendimiento (conocimiento de la realidad y Dios)
- Voluntad (ética)
La Memoria y la Introspección
La memoria posibilita la identidad personal. Gracias a ella, el sujeto se encuentra consigo mismo entre sus recuerdos, haciendo posible la vida interior. Facilita la introspección y la búsqueda de lo interior, ya que el alma es, precisamente, interioridad. A través de la memoria, nos convertimos en objeto de nuestra propia reflexión, alcanzando el autoconocimiento. Así, emerge la conciencia de uno mismo, un elemento fundamental del pensamiento cristiano. La memoria también abre la puerta a la experiencia mística. La verdad no se encuentra ni fuera ni dentro de mí, sino *más allá* de mí (refiriéndose a Dios), permitiendo el salto a la trascendencia a través de esa vía mística hacia Dios. Por lo tanto, prestar atención a nosotros mismos, a nuestro interior, es lo que facilita el encuentro con Dios.
El Entendimiento y el Conocimiento
El entendimiento nos permite *cualificar la fe* y alcanzar certezas, tanto de las verdades lógicas como de nuestra propia existencia. Además, San Agustín aborda el conocimiento de la realidad exterior, cuyo objetivo final es alcanzar a Dios. Esto se logra a través de unas *ideas eternas* que residen en la mente divina y que nos permiten juzgar e interpretar la realidad.
La Voluntad y la Libertad
En la voluntad, se distinguen diferentes tipos de libertad: la libertad de acción, la libertad de voluntad y la libertad de elección.