Dualismo Cartesiano y las Cinco Vías de Santo Tomás: Explorando la Existencia y el Conocimiento

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Dualismo Cartesiano: Pensamiento y Extensión

Descartes postula que las sustancias, incluyendo el yo y los cuerpos, se definen por sus atributos principales: el pensamiento y la extensión, respectivamente. Esta distinción implica que el hombre es una combinación de dos sustancias independientes, lo que permite la existencia del alma sin el cuerpo. Además, introduce la idea de que otras propiedades son modos, variaciones de la sustancia. Su enfoque mecanicista del mundo abarca tanto seres orgánicos como inorgánicos, todos sujetos a leyes universales del movimiento. Este dualismo conlleva la afirmación de la inmortalidad del alma y la libertad humana, excluyendo al alma del mecanicismo y la necesidad asociados a la sustancia extensa.

El Cogito y las Ideas Innatas

Descartes, partiendo del principio "cogito, ergo sum" (pienso, luego existo), establece que soy una entidad que piensa. El pensamiento, según él, abarca dudas, entendimiento, afirmaciones, negaciones, deseos y sensaciones, siendo necesario un sujeto que lo sostenga. Esta "res cogitans" (cosa pensante) afirma la libertad e independencia del pensamiento, aunque requiere una substancia para existir. Descartes postula que podemos conocer los primeros principios de todas las cosas a través de la razón, deduciendo verdades evidentes. Las ideas innatas, creadas por nuestro pensamiento, son la base del conocimiento científico, distinguiéndolas de las ideas adventicias (provenientes de la experiencia sensible) y las facticias (creadas por la imaginación). La existencia de Dios, deducida de la idea innata de Dios en nuestra mente, garantiza la correspondencia de nuestras ideas con la realidad exterior, solucionando así el problema del conocimiento racionalista.

Las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino: Demostraciones de la Existencia de Dios

Primera Vía: El Primer Motor

La primera vía tomista para probar la existencia de Dios comienza con la observación del movimiento en la naturaleza, que se percibe a través de los sentidos. Esta noción de movimiento conduce a la conclusión de que debe existir un "Primer Motor" que sea la causa de todo movimiento en el mundo, identificado como Dios. Santo Tomás entiende el movimiento no solo como el desplazamiento físico de los objetos, sino también como la transición de un estado a otro, como la transformación de la madera en ceniza por la combustión. Para que un objeto pase de la potencia al acto, es decir, se mueva, debe ser movido por otro, según el principio de causalidad. Sin embargo, no puede haber una cadena infinita de causas, por lo que debe haber un Primer Motor inmóvil que sea la fuente última de todo movimiento en el universo. Este Primer Motor, que es puro acto y no tiene potencialidad, es identificado por Santo Tomás con Dios, quien es la causa del movimiento en el mundo y de su propia existencia.

Segunda y Tercera Vía: Causa Eficiente y Ser Necesario

La segunda y tercera vía tomista son argumentos filosóficos que buscan demostrar la existencia de Dios a partir de ciertas nociones fundamentales. En la segunda vía, Santo Tomás de Aquino llega a la conclusión de que debe existir una "causa eficiente primera", es decir, una causa incausada de todos los seres. Esta causa primera, que es reconocida como Dios, es aquella que ha producido todo lo demás y que, por lo tanto, es la fuente última de todo lo que existe en el universo. Por otro lado, en la tercera vía, se postula la existencia de un "ser necesario", un ser cuya esencia implica necesariamente su existencia. Este ser necesario es identificado también como Dios, ya que todas las criaturas reciben su ser de Él, pero Él mismo es el Ser Necesario, el origen eterno y la causa incausada de todo lo que existe. En resumen, ambas vías apuntan hacia Dios como la causa primera y necesaria del universo, destacando su papel como la fuente de toda existencia y la razón última de todo lo que es.

Cuarta y Quinta Vía: Ser Perfectísimo e Inteligencia Ordenadora

La cuarta y quinta vía tomista argumentan la existencia de Dios. La cuarta vía concluye en un "Ser Perfectísimo", que es la causa suprema de todas las perfecciones en el mundo. Este ser, identificado como Dios, es el máximo ser del cual todas las cosas participan en una parte. Por otro lado, la quinta vía postula la existencia de una "inteligencia ordenadora" que dirige todas las cosas naturales hacia su fin. Esta inteligencia, también identificada como Dios, es la causa final de la naturaleza y del orden cósmico observado en el universo. En resumen, ambas vías apuntan hacia Dios como la causa primordial y la inteligencia que da sentido y dirección al mundo.

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