Dualismo y Materialismo: Descartes, Aristóteles, Protágoras y Hume

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Descartes y la Modernidad

René Descartes inaugura la modernidad en filosofía porque afirma que solo podemos creer lo que la razón descubre como verdadero. Debido a ello, pone en práctica el escepticismo metódico destinado a encontrar una verdad de la que no pueda dudar.

El Escepticismo Metódico de Descartes

Según Descartes, no debemos aceptar nada que no sea absolutamente evidente y, por ello, rechazará:

  • Los sentidos como fuente de conocimiento.
  • La existencia de un mundo material, dado que no podemos distinguir la vigilia del sueño.
  • También duda de las matemáticas, debido a que puede existir un genio maligno que nos engañe.

Cogito Ergo Sum

Descartes se da cuenta de que hay una verdad que es incuestionable: Cogito ergo sum (pienso, luego existo). Esta se trata de la primera verdad indudable.

El yo, como puro pensamiento, es la primera cosa que puede afirmar que existe con absoluta certeza, claridad y distinción.

Dualismo Cartesiano

Debido a ello, encontramos que:

  • El alma es una sustancia finita y su único atributo es el pensamiento. (Res cogitans)
  • El cuerpo es una sustancia material y su atributo es la extensión. (Res extensa).

En consecuencia, la concepción del ser humano es dualista: el alma y el cuerpo como sustancias distintas que no se necesitan para existir.

Aristóteles y la Teoría Hilemórfica

Aristóteles no compartió la teoría de Platón y defendió la teoría hilemórfica, según la cual todo cuerpo se halla constituido por dos principios esenciales: la materia y la forma.

  • La materia es el sustrato básico que hace que cada objeto sea específico y único.
  • La forma es la parte inteligible, universal, la esencia que define genéricamente el objeto, lo que hace que las cosas sean lo que son, otorgándoles sentido y finalidad.

Ej. Sócrates es, como materia, un ser individual y concreto y, como forma, es un ser humano.

El Ser Humano Según Aristóteles

Para Aristóteles, la diferencia del ser humano con el resto de seres vivos es la capacidad racional. Pero esta no significa nada si no es activa. Por ello, existen dos formas:

  • Mediante la vida teórica, es decir, a través del estudio, de la ciencia, del saber.
  • Mediante la vida práctica, la vida del individuo que aplica la razón al arte de la convivencia, a la moral y a la política.

Para Aristóteles, el hombre es un ser social, un ser que razona, que habla, un animal político.

Por todo ello, vemos cómo Aristóteles comprende que el alma y el cuerpo son dos realidades que conviven conjuntamente.

Protágoras y el Relativismo

Protágoras defendió un relativismo del conocimiento y de los valores, siendo su máxima “el hombre es la medida de todas las cosas”: no hay nada que pueda ser tenido como absolutamente real, bueno o verdadero.

Pero además, indicaba que nuestras percepciones, sentimientos y convicciones son las que determinan cómo es la realidad, el bien o la verdad.

En consecuencia, la idea de una entidad separada del cuerpo y que sobrevive a su muerte no es una preocupación vital. Su interés se centra en lo terrenal y, en concreto, en la vida social y política de Atenas de su época.

Hume y el Empirismo

David Hume, empirista escocés del s. XVIII, afirma que todos nuestros conocimientos provienen de los sentidos, de la percepción sensible.

En consecuencia, descarta la idea de Dios, la idea de causalidad y la idea del yo de Descartes (sustancia pensante).

El yo, para Hume, es solo un conjunto de percepciones sobre nosotros mismos unidas gracias a la memoria.

Pero no tenemos una impresión sensible del alma, por tanto, no tiene sentido hablar de ella.

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