Economía, Arquitectura y Sociedad en la Antigua Mesopotamia
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Economía de Mesopotamia: Agricultura y Comercio
La agricultura constituía la base de la economía en Mesopotamia, y solo era viable gracias al riego artificial. Los sumerios desarrollaron una intrincada red de canales, tan avanzada que sirvió de modelo para las autoridades agronómicas de Irak en el siglo XX. Estos canales expandieron la superficie cultivable y facilitaron el florecimiento de la civilización. Los cultivos principales eran cereales como el trigo y la cebada, y frutos de palmera, como los dátiles.
El Templo: Centro de la Vida Económica Sumeria
En la época de los sumerios, el templo era el corazón de la vida económica, el centro administrativo de las tierras, el sistema de riego y el comercio.
Códigos, Normas Escritas y Estructura Social
El crecimiento de las ciudades trajo consigo conflictos sociales, lo que impulsó la necesidad de establecer normas de convivencia que regularan la vida social. Así surgieron disposiciones escritas con carácter sagrado.
División del Trabajo y Control del Poder
Mientras que los habitantes de las aldeas se dedicaban principalmente a la agricultura, la vida urbana propició la aparición de nuevas tareas y modificó la estructura social.
Arquitectura Sumeria: Templos y Palacios
Los sumerios creían que habían recibido las primeras expresiones artísticas de sus dioses. Su arte se caracterizaba por la majestuosidad y la religiosidad. La construcción de templos ocupaba un lugar primordial.
El Templo (Zigurat)
Un templo no era un edificio único, sino un complejo de construcciones. Cada ciudad tenía su propio espíritu protector, al que los habitantes rendían culto en el templo o zigurat. Estos templos eran mucho más que recintos sagrados; el patesi o príncipe sacerdote, representante de la divinidad, administraba las leyes que regulaban la vida social, y organizaba las fortificaciones y la milicia.
El Palacio
Con el tiempo, y a medida que crecía el poder de las ciudades sumerias, el templo se enfocó específicamente en las cuestiones religiosas. Un nuevo edificio público, el palacio, se convirtió en el símbolo del poder político y económico. Los palacios eran conjuntos de edificios grandiosos rodeados de fortificaciones, con salas y habitaciones dispuestas alrededor de un patio central. Esculturas de animales se colocaban en las puertas a modo de guardianes. Los jefes militares, surgidos de las guerras entre ciudades-estado, residían en estos palacios.