La Economía de España Franquista: Autarquía, Estabilización y Desarrollo (1939-1973)
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La Autarquía Franquista: Un Modelo Económico Fallido (1939-1950)
La autarquía hace referencia a la independencia económica de un Estado; es decir, su capacidad para autoabastecerse sin necesidad de recurrir a otro elemento exterior. En 1939, la prioridad del régimen era la reconstrucción de un país arruinado y devastado demográfica y económicamente después de tres años de guerra.
Consecuencias de la Autarquía
Los resultados de la autarquía fueron muy negativos, prolongando los efectos de la Guerra Civil muy por encima de su impacto real sobre la economía. Hasta 1950, los efectos de la autarquía sobre la producción agraria fueron especialmente negativos; la propaganda intentó justificarse aduciendo supuestas adversidades climatológicas, pero el creciente desabastecimiento provocó la generalización de las cartillas de racionamiento, que la población estaba obligada a utilizar para adquirir los productos básicos, y el florecimiento del mercado negro, donde casi todos los productos de consumo se vendían y los traficantes acumulaban enormes beneficios del llamado estraperlo, apoyados en la influencia que quienes lo practicaban tenían en las jerarquías de la Falange, de la Administración o del Ejército.
El Estado fijó los precios agrícolas y obligó a los campesinos a entregar los excedentes de sus cosechas al Servicio Nacional del Trigo. Se creó el INI (Instituto Nacional de Industria) en 1941 para controlar mejor la industria. Se estableció un rígido control del comercio exterior. Solo la importación del petróleo por parte de Estados Unidos y los acuerdos comerciales con Argentina, que suministraba trigo para suplir la falta de alimento, permitieron la supervivencia del régimen. También se creó RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles).
Con el aislamiento económico y diplomático, la autarquía se convirtió en una necesidad, prolongándose la miseria y el hambre. La consecuencia fue que la producción agraria e industrial fue escasa, y se produjo el hundimiento de la renta nacional y de la renta per cápita.
El Giro Económico y la Apertura (1950-1963)
En 1950, el fracaso del modelo autárquico era evidente, lo que obligó a las autoridades a dar un giro a la política económica. En 1952, se aplicó una liberación parcial de precios y de la circulación de mercancías, y se puso fin al racionamiento de alimentos, lo que supuso una expansión económica.
Finalmente, Franco, tras veinte años de políticas económicas con poco resultado, permitió la entrada en el Gobierno en 1957 de un grupo de tecnócratas del Opus Dei que diseñaron un giro de la política económica con el Plan de Estabilización de 1959 para estabilizar y liberar la economía española.
El Desarrollo Económico y Social (1963-1973)
A partir de 1963, el Gobierno intentó regular el crecimiento mediante los Planes de Desarrollo, que intentaban orientar las inversiones privadas. Se crearon los Polos de Desarrollo, en los que se intentaba promocionar la instalación de nuevas industrias para generar empleo en zonas deprimidas, que al final no funcionaron.
Fueron años de fuerte crecimiento gracias al turismo en gran medida, que era la primera industria nacional. España se especializó en un turismo de masas, convertido en uno de los sectores más importantes de la economía gracias a las divisas ingresadas. Se produjo un boom de la natalidad y España se convirtió en el país europeo con mayor fecundidad debido a la mejora del nivel de vida y por las políticas de fomento de la natalidad.
El abandono de las zonas rurales también fue consecuencia de la emigración exterior impulsada por el Gobierno para reducir el impacto del desempleo. Se consolidó la clase media, compuesta por un nuevo colectivo trabajador y urbano, pero también por el creciente número de funcionarios y trabajadores del sector de servicios. Se favoreció el desarrollo de ciertas regiones como País Vasco, Cataluña o Madrid.
El Fin de la Expansión: La Crisis del Petróleo de 1973
En octubre de 1973, se desencadenó la Tercera Guerra Árabe-Israelí, que se tradujo en un alza de los precios del petróleo, lo que detuvo la expansión económica de España.