La Economía Franquista: Autarquía, Crisis y el Camino a la Liberalización
Clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 4,19 KB
La Política Económica Franquista: Autarquía, Crisis y Transición
La Autarquía Franquista: Orígenes y Características
El objetivo de la política exterior franquista era establecer una economía autárquica sin dependencia del exterior. El régimen impuso su política económica con un carácter nacionalista y estatal. España debía contar con sus propios recursos y ser autosuficiente. Se abría así un largo período intervencionista, autárquico, dirigista y corrupto.
El Instituto Nacional de Industria (INI) y la Nacionalización
La economía quedaba subordinada a los intereses políticos de corte fascista y antiliberal. En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria (INI), con el fin de articular, fomentar y nacionalizar la industria. A su frente se puso Juan Antonio Suanzes. Surgieron empresas como IBERIA, ENSIDESA, ENASA o SEAT, y a la vez se nacionalizaban la Telefónica (CTNE) y los ferrocarriles (RENFE).
Control Estatal y Consecuencias Negativas
El Estado intervino regulando el comercio exterior. Este comercio estaba vigilado, lo que propició el amiguismo, el tráfico de influencias, la corrupción y el fracaso de bastantes proyectos privados.
Impacto en la Agricultura y Medidas Posteriores
A causa de la política autárquica, la agricultura fue la gran perjudicada, ya que recibió pocas ayudas y no hubo ningún proyecto de reforma agraria, lo que resultó en una disminución de la producción. En la década de 1950 se pusieron en marcha planes integrales para mejorar la situación social del campo con el desarrollo de regadíos, la construcción de viviendas y la extensión de la red eléctrica. Destacaron los planes de Badajoz en 1952 y Jaén en 1953.
Consecuencias Económicas y Sociales de la Autarquía
Las consecuencias de la política económica fueron negativas y evidenciaron numerosos fallos. España carecía de los recursos más esenciales: alimentos, productos energéticos, maquinaria, tecnología moderna o materias primas. Los precios se fijaron de forma arbitraria y los productos protegidos se encarecieron mucho, elevando la inflación y frenando el crecimiento. Como consecuencia de la disminución de la producción agrícola, en muchos lugares se implantó una economía de subsistencia y de trueque.
Pobreza, Racionamiento y Estraperlo
La población urbana y rural se empobreció, alcanzándose niveles de pobreza extremos. Hubo una gran hambruna. El régimen utilizó Auxilio Social como solución a la falta de comida, a través de comedores para niños y personas muy necesitadas.
Esto obligó al gobierno a imponer el racionamiento, distribuyendo cartillas entre la población (el Estado repartía los víveres a través de estas cartillas que poseía cada familia).
El Estado intentó solucionar los problemas de abastecimiento controlando la producción agrícola a través del Servicio Nacional del Trigo. Esto obligaba a los agricultores a entregar la mayor parte de sus cosechas al Servicio a un precio regulado, lo que disgustó a los productores.
El desabastecimiento propició la aparición de un mercado negro, conocido como estraperlo, en el que era posible encontrar abundantes productos a precios altos.
El Fin de la Autarquía y la Apertura Económica
Transición Económica: Hacia la Liberalización
Franco nombró un nuevo gobierno en 1957. La influencia de Carrero Blanco fue decisiva para la entrada de los tecnócratas del Opus Dei, en sustitución de los católicos de la ACNP. Una personalidad muy importante fue López Rodó, quien impulsó la modernización de la administración y la separación de la actividad del gobierno de la del Estado.
Se puso fin a la política autárquica y desde 1957 se establecieron medidas liberalizadoras. Franco quiso dejar resuelta la posición del Movimiento dentro del Estado con la Ley de Principios del Movimiento (1958), un solo partido con tres pilares: la familia, el municipio y el sindicato. La ley afianzaba la monarquía y relegaba el papel de la Falange.