La Economía Internacional desde 1945: Transición de los Países Socialistas Europeos
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1. Consecuencias Económicas de la II Guerra Mundial en Europa Oriental
Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa Oriental sufrió un mayor número de pérdidas humanas y materiales que Europa Occidental. Se produjeron importantes movimientos migratorios (éxodo de refugiados) y una reordenación del mapa político (Alemania, Polonia y URSS). Además, se llevó a cabo una reestructuración económica bajo regímenes socialistas, particularmente en la URSS.
Durante la Guerra Fría, en 1949, se creó el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica), rechazando el Plan Marshall y la OECE. En 1955, se estableció el Pacto de Varsovia, una alianza militar de los países socialistas en respuesta a la creación de la OTAN.
2. Crecimiento Económico Posbélico y Apogeo de las Economías de Planificación Central
Los objetivos de la planificación central eran promover el desarrollo industrial y la transformación de la estructura social y económica mediante la abolición de la propiedad privada.
Los medios para lograr estos objetivos fueron la expropiación de los medios de producción (a excepción de la tierra para la agricultura) y la planificación estatal, que fijaba objetivos en cada sector productivo.
La estrategia se centró en la industria pesada (metalurgia, maquinaria, química y electrónica), la energía eléctrica, y se financió mediante el ahorro y las restricciones al consumo.
El crecimiento económico fue similar al de Europa Occidental. La productividad se incrementó debido al factor trabajo (incorporación de la mujer, ampliación de horas de trabajo, traspaso de trabajadores del campo a la industria) y al factor capital (aumento del ahorro por la restricción del consumo, fuertes inversiones en industria y abandono de la agricultura y bienes de equipo).
El crecimiento extensivo generó errores como la mala asignación de recursos y el énfasis en la acumulación de capital y empleo, provocando rendimientos decrecientes. Las reformas económicas buscaron flexibilizar los mecanismos de asignación de recursos, fomentar la eficiencia de los trabajadores con pequeños estímulos y ajustar el precio de los productos al valor de mercado.
El crecimiento se frenó debido a levantamientos en Hungría y Checoslovaquia, que buscaban una mayor participación popular.
El COMECON, entre 1952 y 1962, logró una mayor coordinación entre los países miembros gracias a la división internacional del trabajo socialista. Se establecieron planes estatales que permitieron el comercio exterior y, en 1964, se firmaron acuerdos crediticios.
3. Crisis del Modelo Socialista (1970-1990)
Se produjo una diferenciación entre países socialistas (Doctrina Brezhnev). Hungría, Yugoslavia, Polonia y Rumanía compraron maquinaria para desarrollar mejores industrias, buscando mejorar la balanza de pagos y devolver los créditos. El resultado fue un desfase tecnológico, baja cualificación de empleados, empeoramiento de la balanza de pagos y aumento de la deuda, lo que redujo el comercio del COMECON.
La Unión Soviética no aprovechó el alza de precios de la primera crisis del petróleo, pero en la segunda tuvo que aumentar los precios por el agotamiento de recursos. La escasez de alimentos obligó a importar grandes cantidades de cereal. Los resultados fueron baja productividad, acumulación de stock por la entrada de productos asiáticos, déficit comercial y empeoramiento de la vivienda y los servicios públicos.
En 1985, la llegada de Gorbachov al poder impulsó la inversión para mejorar la tecnología industrial, eliminó importaciones, creó un sector exportador de bienes de consumo, colocó a tecnócratas en sectores clave e intentó frenar la corrupción y la economía sumergida. Sin embargo, no se consiguió reactivar la economía.
En 1989, cayó el Muro de Berlín; en 1990, Alemania se reunificó; y en 1992, se creó la CEI (excluyendo a los países bálticos y Georgia).
4. Transición a una Economía de Mercado
Entre 1990 y 1993, hubo una contracción del PIB. Se reestructuraron las economías, se establecieron nuevos marcos políticos y se liberalizó el comercio. En 2003, los países bálticos se integraron en la UE, y en 2007, lo hicieron Rumanía y Bulgaria.