Edipo Rey: El Viaje Trágico del Reconocimiento

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A diferencia de casi todos los héroes trágicos, Edipo no hace nada en este drama; lo hecho está todo cometido en el pasado. La tragedia es mucho más honda: está en que Edipo tendría que reconocer sus hechos, salir de su engaño y situarlos dentro de las normas de la sociedad humana.

El Proceso de Anagnórisis en Edipo

La anagnórisis de Edipo se da en un proceso lento, que abarca distintos episodios (2, 3 y 4).

Primer Paso: Reconocimiento del Asesinato de Layo

El primer paso en el reconocimiento de Edipo es el descubrimiento de que él es el asesino de Layo, en una conversación con su esposa Yocasta. Ella es la primera que le brinda una pista. Edipo recibe enojado a su cuñado Creonte, al cual interroga ya que cree que él quiere apoderarse de su poder. Creonte lo niega, pero Edipo no le cree, y en medio de su discusión entra Yocasta preguntando el motivo de su desacuerdo. Edipo le cuenta que Creonte ha enviado a un adivino que le acusa de ser el asesino de Layo. Yocasta trata de convencerlo de que las profecías no siempre se cumplen y pone como ejemplo:

Hace tiempo, un oráculo predijo que Layo moriría en manos de un hijo nacido de ella, y a pesar de eso, Layo fue asesinado por unos bandidos extranjeros en un cruce de tres caminos (primera pista). No habían acabado de cumplirse tres días de vida del niño, que por temor al oráculo, Layo le perforó las articulaciones de ambos pies y se lo había encomendado a un criado para que lo hiciera desaparecer en el monte inaccesible, el Citerón, y que allí lo dejara morir.

Esta primera pista (muerte en cruce de tres caminos) le provoca un efecto contrario a Edipo; en vez de calmarlo, empieza un lento proceso de anagnórisis. Empieza con preguntas: ¿dónde fue muerto Layo? ¿Qué tiempo ha transcurrido? (Muy poco tiempo antes de tu aparecer haciéndote cargo del mando de esta tierra). Sigue haciendo preguntas sobre el aspecto de Layo y con quién iba acompañado.

Después de escuchar las respuestas de Yocasta, dice: “¡Desdichado de mí! Creo que contra mí mismo acabo de lanzar terribles maldiciones sin darme cuenta”. Y pregunta: ¿Quién fue el que dio información sobre la muerte de Layo?

Fue un criado de Layo que pudo escapar y llegar aquí diciendo que habían sido más de uno los asesinos de Layo. En ese momento, esas palabras le dan esperanza a Edipo y pide que vayan a llamar al criado para quedar tranquilo de que no fue él el asesino. Yocasta se muestra maternal. Edipo confiesa a Yocasta que en una borrachera un hombre le dijo que no era hijo de Pólibo y Mérope, y al enfrentar a sus padres, ellos solo le reprocharon. Indignado de no obtener respuesta, decide ir a consultar el oráculo de Febo, y le dijo que yo mantendría relaciones con mi madre y sería el asesino de mi padre, aquel que me dio el ser. Entonces huí de Corinto para que no se cumpliera lo del oráculo. En su marcha, en el cruce de tres caminos, se topó con un heraldo y un hombre de aspecto parecido al que asegura Yocasta. Intentaron a la fuerza sacarlo del camino, mataron su caballo, él se encolerizó y los mató. La esperanza que le queda es la del criado.

Esta confesión, simbólicamente, es la confesión de un hijo a su madre. La primera anagnórisis es darse cuenta de que puede ser el asesino. La esperanza que le queda es que el criado diga que lo mataron varios hombres.

Segundo Paso: Descubrimiento de la Verdadera Identidad

El segundo paso de la anagnórisis es descubrir su verdadera identidad a través del mensajero de Corinto y el criado de Layo.

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