Educación en España: Financiación, Descentralización y Estrategias para el Rendimiento Académico
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Nivel de Gasto en Educación en España
El gasto público en educación en España como porcentaje del PIB se sitúa en torno al 4,8 %. La ampliación de la escolarización en todos los niveles educativos, el aumento de la población en edad escolar y la mejora en la calidad de la educación son algunos de los factores que explican el crecimiento de este gasto. Este gasto público se complementa con un gasto privado que supone un 5,65 % del PIB. Aproximadamente, el 85 % del gasto en educación lo sufraga el sector público, en tanto que el sector privado financia el 15 % restante.
Evolución y Proyecciones del Gasto Educativo
La evolución futura del gasto en educación está condicionada por la evolución de la población en edad escolar: el número de personas en edad escolar ha comenzado a declinar moderadamente a partir de mediados de los noventa. A menos que se produzca una recuperación sustantiva de la tasa de fecundidad, es probable que esta tendencia se mantenga en el futuro. Esto, en principio, reducirá la presión sobre el gasto en educación por razones demográficas. Sin embargo, en España existe todavía un déficit en el sistema educativo que, al aumentar el gasto por alumno, podría más que compensar estas reducciones de gasto. La reducción del componente demográfico podría facilitar estas mejoras cualitativas en el sistema.
Descentralización de la Educación en España
A comienzos del año 2000 se ha extendido la descentralización de la educación debido a las amplias competencias adquiridas por las Comunidades Autónomas (CCAA). Todas ellas deben ajustarse al esquema general descrito anteriormente, aunque pueden determinar cuánto gastan en financiar dicho sistema educativo. Si bien la cobertura formal de la educación es igual en todas las CCAA, existen diferencias significativas tanto en la cantidad de recursos destinados por alumno como en los resultados.
Educación No Universitaria: Rendimiento y Calidad
Hasta 1995 no se había logrado la escolarización de prácticamente toda la población de entre 4 y 15 años. Sin embargo, subsiste un déficit importante en los 3 años y en los 17 y 18 años. Una vez que se ha logrado una amplia escolarización de la población, uno de los objetivos prioritarios del sistema educativo es mejorar su rendimiento.
Estrategias para Mejorar el Rendimiento Académico y Reducir el Fracaso Escolar
Un objetivo natural es aumentar el rendimiento académico medio de los alumnos y, además, reducir de forma significativa uno de los problemas más importantes del sistema de educación actual: el fracaso escolar. Una forma de solucionar esto sería aumentar el gasto por estudiante. Existen, sin embargo, otros factores importantes que pueden escapar del poder de decisión de los gestores educativos. Así, por ejemplo, las características socioeconómicas del estudiante o el nivel medio de la clase donde estudia tienen una influencia importante en el resultado académico. En el primer caso, es claro que un entorno familiar y material adecuado favorece el rendimiento académico. En el segundo, se produce lo que se ha dado en llamar el "efecto de los compañeros". La evidencia sugiere que quien está rodeado de compañeros de estudios con mejor rendimiento obtiene mejores resultados académicos. Por ello, para favorecer el rendimiento escolar medio, es deseable incentivar la creación de clases en las que los alumnos no estén segregados por el nivel socioeconómico.
Estas medidas pueden mejorar el rendimiento del sistema educativo, pero por sí solas pueden no ser suficientes si no se introducen también esquemas de evaluación de la calidad del sistema educativo y estímulos a la competencia entre centros. Para ello, el sector público podría realizar pruebas periódicas comunes a todos los centros sobre conocimientos básicos de materias que se consideren de interés especial y publicar la distribución de resultados. Por un lado, ofrecería a los residentes en cada zona una orientación sobre el rendimiento académico de cada centro y, de esa forma, podrían añadir este dato a la hora de decidir a qué centro enviar a sus hijos. Por otro, estimularía la competencia entre los centros por la vía de mejorar la calidad, ya que solo los centros con mejores resultados atraerían alumnos suficientes.