Educación y Género en Argentina: Segregación Histórica bajo la Ley 1420
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Educación y Género en la Historia Argentina: La Influencia de la Ley 1420
Introducción: La Educación Basada en la Anatomía
Hubo un tiempo en que determinadas prácticas educativas estaban dirigidas a los seres humanos dependiendo de ciertos rasgos anatómicos. Tener un pene, testículos o una vagina inhabilitaba automáticamente la práctica de ciertas asignaturas escolares.
La Ley 1420 y la Diferenciación Curricular por Sexo
De este modo, en Argentina, una vez sancionada la Ley 1420 en 1884 y durante buena parte del siglo XX, las instituciones educativas prescribieron en sus planes y programas:
- Para las mujeres: El "conocimiento de labores de manos y nociones de economía doméstica" exclusivamente.
- Para los varones: El privilegio de recibir enseñanzas en relación con "nociones de agricultura y ganadería".
También el "trabajo manual" era una asignatura con tareas diferentes de acuerdo con cada sexo. El destino de las mujeres y de los varones estaba marcado por su biología.
La Educación Física como Herramienta de Segregación
La educación física participó activamente en dicho proceso (Scharagrodsky, 2000). Aquella Ley marcó el inicio institucional de su posición en el concierto restante de las asignaturas escolares. De esta manera, prescribió la separación entre dos modalidades de ejercitaciones y actividades, con diferentes cualidades y destinatarios:
- Ejercicios Militares: (marchas, contramarchas, movimientos uniformes de flanco, media vuelta, alineaciones, posiciones fundamentales, etc.) tuvieron un solo destinatario: los varones o, mejor dicho, los futuros hombres. Las mujeres quedaron excluidas de tales actividades.
Sus cualidades a desarrollar ya las había anticipado un siglo antes el influyente pedagogo ginebrino. En este punto, Rousseau no dejó dudas: “La prioridad del entrenamiento corporal es común a ambos sexos, aunque se dirige a objetivos diferentes. En el caso de los chicos, su meta consiste en desarrollar la fuerza; en el caso de las chicas, en suscitar encantos” (Rousseau, 1997, p. 285).
Y sus dichos se cumplieron al pie de la letra a partir de dicha ley. Las actividades prioritarias para las mujeres en la educación física fueron:
- "Pasos, actividades rítmicas, gimnasia femenina, danzas, ejercicios decentes y no violentos, ciertos juegos, etc."; en fin, tareas dirigidas a la construcción de cierta feminidad vinculada especialmente con la maternidad, la reproducción y el ámbito de lo doméstico (Vázquez, 1990).
Hacia un Presente Diferente
Por suerte para nosotros y nosotras, ya no estamos en aquel tiempo, sino en uno muy distinto, más complejo y, quizás, más libre, por lo menos parcialmente. El hecho de haber nacido macho o hembra no limita —por lo menos formalmente— a nivel educativo un tipo de asignatura, de actividad o de contenido a aprender.