Educación Moral, Conciencia y Ética: Fundamentos y Desafíos
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Fundamentos de la Educación Moral
La educación se define como la conducción y promoción de los individuos hasta alcanzar un estado de virtud, tanto moral, natural como sobrenatural.
La importancia de la educación moral radica en que es el pilar fundamental para el crecimiento de la persona. En ella se desarrolla el valor del individuo a través del uso de su libertad (voluntad y afectos) para potenciar y aplicar correctamente sus virtudes intelectuales. Para ello, es esencial que el educando crezca primero en virtudes morales.
Las dificultades de la educación moral incluyen:
- Falta de consenso sobre cómo implementarla y qué valores transmitir.
- Escepticismo y carencia de fundamentación sólida.
- El individualismo predominante.
La educación moral es la disciplina que estudia los fundamentos, métodos y estrategias para fomentar el desarrollo de virtudes morales en los niños.
Aproximaciones al Concepto de Conciencia
La palabra “conciencia” proviene del latín “cons – cientia” o “cum – scire”, que significa, entre otras cosas: con conocimiento, darse cuenta, tener presente, saber con, tomar razón, hacerse la noción de.
El término “conciencia” abarca diferentes aspectos de nuestra interioridad humana:
- Ser conscientes: Se refiere al conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo, de su existencia y del entorno que le rodea.
- Ser responsables: Es la capacidad de discernir el bien y el mal, juzgando la moralidad de los propios actos, acciones, actuaciones y actitudes. Esta capacidad se desarrolla al asumir la responsabilidad de nuestros actos y rendir cuentas por ellos.
Estados de Conciencia
Diversos autores proponen una definición más precisa de la conciencia, especificando distintos “estados de conciencia”:
- Conciencia Innata o Sensible: Es la respuesta instintiva de los sentidos que genera una reacción dinámica de alerta y defensa del organismo ante estímulos externos. Constituye nuestro sustrato bio-neurológico que activa el Sistema Nervioso Central (SNC) y los neurotransmisores.
- Conciencia Psíquica: Es la organización estructurada de nuestras modalidades de percepción (Sistemas Sensoriales de Percepción y Representación de la Información - SSPRI / VAKGO: Visual, Auditivo, Kinestésico, Gustativo y Olfativo). Nuestra capacidad de atención y selección de experiencias nos permite tener “contenidos de conciencia” y ser “testigos” de las funciones del yo. Por ejemplo: sentir frío y ser conscientes de ello.
- Conciencia Moral: Es la facultad de percibir y juzgar, mediante la inteligencia racional y práctica, distinguiendo el bien del mal. Es la capacidad de discernir la moralidad de nuestros actos y sus consecuencias, basándose en normas y reglas de convivencia internalizadas a través del aprendizaje y la experiencia. Es un atributo ético-moral que apela a nuestra naturaleza humana, buscando una convivencia de calidad.
- Conciencia Ético – Moral: Representa la elección personal de valores y actitudes de vida, alineada con convicciones y principios asumidos de forma consciente, libre, voluntaria y responsable. Es la “opción fundamental de vida” que guía la esfera interna de la persona en relación con la dignidad, integridad y respeto hacia sí misma, los demás y la naturaleza. Se manifiesta en expresiones como “objeción de conciencia” o “voto en conciencia”, marcando la distinción entre la individualidad y la moral social heterónoma.
- Conciencia Ético – Moral por Opciones: Se refiere al proceso de maduración y reflexión en el que las decisiones se enriquecen e iluminan al discernir según concepciones:
- Filosóficas
- Religiosas (basadas en creencias y opciones de fe).
Distorsiones y Deformaciones de la Conciencia
Una “distorsión” es un error o equivocación, mientras que una “deformación” es un comportamiento habitual y sistemático. Ambos son “trampas” para nuestro discernimiento ético, buscando justificar con razonamientos comportamientos que la conciencia moral y ética consideran equivocados.
Extrincisismo
Justificación típica: “Si fue sin intención no tengo culpa”, “Fue sin querer queriendo”.
Actitud inadecuada: Ignorar y evadir la responsabilidad y las consecuencias de los propios actos.
Colectivismo o Borreguismo
Justificación típica: “Si todos lo hacen, no es malo”, “Si todos lo hacen, ¿por qué yo no?”.
Actitud inadecuada: El criterio de la mayoría o la masa no garantiza la objetividad de la conciencia ni la vivencia de valores.
Legalismo o Normativismo
Justificación típica: “Si es legal es bueno y lo apruebo”, “Si me lo ordenan los que mandan, yo solo cumplo órdenes”.
Actitud inadecuada: Las leyes o normativas no aseguran la dignidad, justicia, libertad o verdad.
Ritualismo o Religiosidad Exógena
Justificación típica: “Si reconozco mis faltas ante Dios, en su misericordia encontraré su bondadoso perdón”, “Si confieso mis pecados, con la absolución del sacramento del perdón ya estoy liberado de toda culpa”.
Actitud inadecuada: Ausencia de auténtica conversión, falta de propósito de enmienda y de reparación de daños.
Subjetivismo
Justificación típica: “Si me conviene es bueno, si me perjudica no”.
Actitud inadecuada: Los valores son objetivos y no dependen de interpretaciones convenientes o caprichosas.
Permisivismo
Justificación típica: "Yo me lo puedo permitir, porque... pero ni a usted ni a otros se lo perdono" o “La globalización y la modernidad exigen estar ‘in’”.
Actitud inadecuada: Atribuirse una dignidad o derechos que se niegan a los demás. Sobrevaloración del pluralismo y sobredimensión de la tolerancia.
Excepcionismo
Justificación típica: "Será el orden establecido y legalmente legítimo, pero mi caso es distinto. Mi situación es excepcional".
Actitud inadecuada: Aunque existen circunstancias atendibles, es incorrecto marginarse sistemáticamente de las normas de convivencia.
Cientifismo, Economicismo, Psicologismo, Globalismo
Justificación típica: Si implican logros científicos, económicos, psicológicos, etc., son avances necesarios para el progreso, a pesar de los “sacrificios”.
Actitud inadecuada: Se violenta la identidad y dignidad de la persona en sus derechos, interioridad, espiritualidad, singularidad, unicidad y sentido de trascendencia. La amoralidad (ausencia de criterios éticos) conduce a la inmoralidad y total indefensión. Se ignora que la persona es un fin en sí misma, nunca un medio.
Etnocentrismo, Dogmatismo, Esencialismo
Justificación típica: "Nuestras costumbres, creencias, tradiciones, valores, etc., de siempre son los únicos objetivos y válidos, siendo la 'medida' que los demás deben asimilar".
Actitud inadecuada: Complejo de superioridad e intolerancia. Olvidar que la vida es dinámica. Los tiempos actuales promueven una conciencia creciente de la igual dignidad de todas las personas, sin discriminaciones.
Hedonismo o Inmanentismo Existencial
Justificación típica: “¿Quién vio el mañana? Comamos y bebamos que mañana moriremos”.
Actitud inadecuada: El individualismo que olvida nuestra naturaleza social. Los actos humanos, conscientes o no, impactan en uno mismo, en los demás y en los ecosistemas.
Relativismo
Justificación típica: “Todo es negociable según la conveniencia”, “Todo es relativo, nada es absoluto”.
Actitud inadecuada: La palabra de honor, las normas de convivencia (matrimonio, trabajo, negocios) pierden credibilidad. El orden social basado en valores racionales y la recta conciencia queda sujeto al arbitrio subjetivo. Peligro: lo que hoy se rechaza, mañana puede ser la salvación.
Fortaleza y Debilidad del Atributo Ético – Moral Humano
Nuestra grandeza reside en la capacidad de decidir. Sin embargo, así como acertamos, también podemos equivocarnos, lo que constituye nuestra pequeñez. Aquí radica la clave de una conciencia responsable, que genera dos sentimientos: el remordimiento y el arrepentimiento.
El remordimiento: Es un sentimiento orientado al pasado. Se sufre por el daño causado que no se puede borrar. No obstante, la conciencia del error, en lugar de sumirnos en complejos de culpa, nos invita a reconocer nuestra fragilidad con honestidad.
El arrepentimiento: Es un sentimiento orientado al futuro. Implica reconocer la posibilidad de cambiar nuestro comportamiento. La persona arrepentida mira el futuro con esperanza, siendo capaz no solo de reparar y corregir lo hecho mal, sino también de “re-crearse” a sí misma si se lo propone.