Elites, masas y cultura: Un estudio sobre sus interacciones

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Cultura de élite, popular y de masas

1. La cultura de élite

Se caracteriza por la ambigüedad del papel de las élites, que oscilan entre lo retardatario y lo dinamizador, lo conservador y lo progresista. El arte de élite se define según los gustos e intereses de los grupos o clases dominantes. No implica un consumo exclusivo de estas clases, ya que su funcionalidad reside en la admiración, influencia y consumo por el conjunto social. En la cultura de élite predomina la innovación y el cambio frente a la repetición e inmovilismo de la cultura popular. Existe una interrelación entre las culturas dominantes y dominadas. La forma contemporánea de la cultura de élite se asocia con el arte de vanguardia, que se resiste al fetichismo de la mercancía y a la primacía del valor de cambio y la razón instrumental (p.e. Adorno), en favor de su carácter de “finalidad sin fin” (Kant).

2. La cultura popular

Según la RAE, es el conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo. También se define como el conjunto de patrones culturales y manifestaciones artístico-literarias creadas o consumidas preferentemente por las clases populares. Suele asociarse al estatismo, la continuidad y la tradición (frente a la cultura de élite). Se vincula estrechamente al valor identitario y nacionalista (frente al cosmopolitismo de la cultura elitista). Es habitualmente asimilable a la noción de folklore. Con el desarrollo de la cultura de masas, se observa una paulatina aproximación a la cultura de élite.

Grignon y Passeron señalan que "el sentido de las prácticas sociales se atribuye no sólo a la condición social de quienes la practican, sino también a las funciones que las prácticas asumen en relación a la dominación social". Así, la cultura popular resulta a menudo de la internalización no apercibida de situaciones de dominación. La consideración y reivindicación de la cultura popular comienza con el Romanticismo y el Nacionalismo, a principios del siglo XIX, con la asunción del concepto de “pueblo” en la construcción de “lo nacional” (supuesto integrador de las clases y grupos sociales). El pueblo se convierte en legitimador de la hegemonía burguesa.

3. La cultura de masas

Se define como el conjunto de producciones, prácticas y valores modelados por los agentes de la industria cultural, propia de la sociedad industrial, urbana y de masas. Se produce en las industrias culturales y se orienta, en principio, hacia la apropiación económica inherente a la sociedad capitalista y hacia la alienación ideológica. Su uso original fue negativo, debido a su capacidad de validar la prevalencia social de las clases o grupos dominantes en favor de la alienación del público receptor. Se considera síntoma de una civilización que programa la autodestrucción de la razón y el declive de la conciencia crítica. Su origen se encuentra en los estudios de la teoría crítica (Horkheimer y Adorno, 1947) y es objeto de atención de numerosos analistas (MacDonald, Marcuse, Greenberg, Lefebvre, Debord, Brown, Chomsky...).

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