La Elocuencia en la Grecia Clásica: Oratoria, Retórica y Figuras Emblemáticas
Clasificado en Griego
Escrito el en español con un tamaño de 2,84 KB
La Elocuencia en la Antigua Grecia: Arte y Persuasión
La elocuencia siempre tuvo gran importancia en Grecia y era una cualidad celebrada ya en los poemas homéricos. Con el desarrollo de las instituciones democráticas, su importancia aumentó. El ciudadano tenía que saber convencer ante los tribunales o la asamblea, y los grandes políticos debían ser también convincentes oradores.
Oratoria y Retórica: Conceptos Fundamentales
La Sofística, en especial Gorgias, se dedicó a la enseñanza metódica de la oratoria como arte de la persuasión, con independencia del contenido correcto o incorrecto del discurso. Aunque retórica y oratoria son sinónimos, se suele emplear el término griego retórica para la ciencia teórica del discurso y se reserva el término latino oratoria para la aplicación práctica de los recursos retóricos en discursos concretos.
Clasificación de los Discursos Griegos
- Discursos judiciales
- Discursos políticos
- Discursos de aparato
Discursos Judiciales: La Defensa Ciudadana
El ciudadano ateniense debía defenderse personalmente ante un jurado. Con la difusión de las enseñanzas sofísticas se extiende cada vez más la profesión de logógrafo o redactor de discursos judiciales para otros, mediante un pago estipulado. El más celebrado logógrafo fue Lisias, rico meteco, oriundo de Siracusa y firme partidario de los sectores democráticos. Con el advenimiento de los Treinta Tiranos cayó en desgracia, perdió su fortuna familiar, su hermano fue ejecutado y él salvó la vida huyendo de Atenas. Después del regreso de los demócratas pudo volver a Atenas.
Discursos Políticos: La Voz de la Polis
El máximo representante de este género y, asimismo, el mayor orador de la Antigüedad fue Demóstenes. A los 18 años aprendió las fórmulas de la elocuencia judicial para obligar a sus tutores a devolverle su herencia. Muchas son las anécdotas sobre su tenacidad y constancia para vencer su ineptitud natural como orador. Se opuso activamente a Filipo II de Macedonia, quien intentaba entonces la conquista y sometimiento de toda Grecia, suprimiendo las tradicionales libertades políticas de las polis. Contra él, sus planes y la falta de reacción ateniense ante ellos, escribió Demóstenes sus cuatro ardientes y apasionados discursos conocidos como Filípicas. Como reconocimiento a sus méritos patrióticos se propuso en una ocasión conceder a Demóstenes una corona de oro, a lo que se opuso su rival político y también temible orador Esquines.