El Empirismo de Hume y el Idealismo en la Filosofía Moderna
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El Empirismo de Hume
Hume y el Empirismo
Mientras en Europa occidental se desarrolla el racionalismo, en Inglaterra crece vigorosamente el empirismo. Según esta corriente, el conocimiento se halla fundado en la experiencia. Para los empiristas no hay ideas innatas; por el contrario, la conciencia es una tabla rasa, un papel en blanco por escribir, y quien escribe es la experiencia.
Hume comienza el Tratado estableciendo una discusión entre las impresiones y las ideas. Las impresiones están dadas por las sensaciones de cualquier tipo que experimentamos; las segundas son las huellas que quedan de las primeras en el pensamiento.
Una segunda distinción que efectúa es entre impresiones o ideas simples e impresiones o ideas complejas. La impresión o idea de rojo es simple, mientras que la impresión o idea de manzana es compleja. El criterio que utiliza para distinguir la diferencia es la indivisibilidad.
El parecido entre impresiones e ideas se refiere al caso de las simples, porque en el de impresiones e ideas complejas puede no haber similitud. Las ideas simples siempre se asemejan a las impresiones simples. No hay ideas innatas ni tampoco hay universales; estas son tan singulares como las impresiones.
El principio que Hume ha sostenido, la prioridad de las impresiones sobre las ideas, se constituye en el principio fundamental del empirismo y en el criterio de la verdad de las ideas; una idea debe corresponder, en última instancia siempre, a una impresión.
Hume, para probar su tesis de que las ideas son copias débiles de las impresiones, acude a multitud de ejemplos particulares para establecer inductivamente la conclusión general. Descartes, en cambio, procede por vía deductiva buscando una verdad indubitable; una vez encontrada (“pienso, luego existo”), prosigue del mismo modo, es decir, mediante la deducción, para demostrar la existencia de Dios y del mundo. Inducción y deducción, observación empírica y especulación de alto vuelo, son algunos caracteres contrapuestos del empirismo y del racionalismo.
El Idealismo en la Filosofía Moderna
La filosofía antigua y medieval es fundamentalmente realista, es decir, afirma que lo que conocemos son cosas que existen fuera del sujeto y las conocemos tal como esas cosas son. La postura realista está ejemplarmente expuesta por Aristóteles.
Desde la perspectiva realista, conocer es descubrir, develar los objetos por un sujeto (la misma palabra “verdad” en griego es develar). La verdad consiste en decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es decir, la correspondencia o la concordancia entre el pensamiento y la realidad. En la relación de conocimiento, el objeto es el determinante y el sujeto es lo determinado. Hay un mundo de objetos y el sujeto se empeña en descubrirlos.
El objeto no es descubierto meramente por el sujeto, sino que es más bien constituido por el sujeto. Desde la perspectiva idealista, nuestro conocimiento no llega a las cosas tal como ellas son. En consecuencia, ya con Descartes el sujeto ha pasado al primer plano. Descartes no es todavía un idealista porque, después de señalar que es una cosa que piensa, demuestra la existencia de Dios y luego concluye la existencia del mundo externo.