Empirismo, Positivismo y Psicoanálisis: Explorando la Mente y la Experiencia
Clasificado en Psicología y Sociología
Escrito el en español con un tamaño de 3,23 KB
Los filósofos empiristas ingleses de los siglos XVII y XVIII retomaron la noción aristotélica de que la mente no tiene ningún contenido en el momento del nacimiento y que todas las ideas, incluso las leyes lógicas del pensar, se adquieren a través de la experiencia. Todas las ideas de la mente tienen su origen en la experiencia, sea esta experiencia del mundo exterior o experiencia de los propios estados internos.
La experiencia se divide en:
- Lo que nos ofrece la experiencia externa son las cualidades de las cosas (olores, colores, sabores, figuras, magnitudes, etc.).
- Lo que nos ofrece la experiencia interna es tan solo un flujo permanente de estados mentales, pero no es posible percibir ningún yo sustancial.
Las ideas simples son combinadas por la mente para formar ideas complejas por medio de determinadas leyes de asociación que pueden descubrirse mediante la observación y la experimentación como las leyes físicas. De este modo, proponen el asociacionismo como método psicológico y abren el camino a una investigación de los fenómenos mentales semejante al estudio científico de los fenómenos físicos.
La filosofía positivista llegó a dominar el pensamiento europeo durante el siglo XIX. Para el positivismo, el único conocimiento admisible es el que procede de los hechos y las relaciones entre los hechos. El movimiento positivista trata de extender el método de investigación de las ciencias naturales al estudio de la mente humana y la sociedad, partiendo de los hechos comprobables por la experiencia para formular las leyes que los rigen.
El Psicoanálisis y las Instancias de la Mente
Según el psicoanálisis, la vida psíquica del individuo está dominada por tres instancias distintas:
a) El Ello: masa de impulsos sexuales y agresivos, dominada por el principio de placer (egoísta, acrítico e irracional), al margen de las normas sociales y totalmente inconsciente.
b) El Yo: Trata de satisfacer las necesidades instintivas pero adaptándose a las normas sociales, por lo que reprime los impulsos del Ello y los canaliza de modo socialmente aceptable. Sólo una pequeña parte del Yo es consciente, siendo en su mayor parte inconsciente.
c) El Super-Yo: Se forma en el proceso de socialización a través del cual el individuo interioriza una serie de prohibiciones para la satisfacción de las tendencias instintivas y una imagen ideal a la que debe ajustarse su comportamiento. Constituye, pues, la conciencia moral, que controla las actividades del yo y crea un sentimiento de culpabilidad cuando sus exigencias no son atendidas. Es parcialmente inconsciente.
El Yo se encuentra, pues, como instancia mediadora entre el Ello, el Super-Yo y el mundo exterior tratando de conciliar las exigencias de todos ellos. De este modo, la noción de inconsciente del psicoanálisis niega la identidad entre la mente y la conciencia que constituía uno de los pilares fundamentales del sujeto pensante cartesiano.