Empirismo y Racionalismo: Síntesis de Kant y Crítica a las Éticas Materiales
Clasificado en Filosofía y ética
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El Empirismo
El empirismo surge en Gran Bretaña en el siglo XVII. Es una corriente filosófica enfrentada al racionalismo, cuyos máximos representantes son autores como Hume o Locke. Racionalismo y empirismo comparten una característica fundamental: entienden que el sujeto construye el conocimiento y que no conocemos directamente la realidad, sino las ideas que construimos a partir de ella. El empirismo afirma que el sujeto conoce a partir de la experiencia sensible; esta es el origen y el límite de cualquier conocimiento posible. Por ello, criticará cualquier conocimiento que no tenga como base la experiencia, como por ejemplo la metafísica. Dirán que todas las reflexiones de esta son absurdas. Negarán que nazcamos con ideas innatas y afirmarán, como ya hizo Aristóteles, que la mente al nacer es quam tabula rasa; nacemos sin ningún tipo de conocimiento y, por tanto, todo lo que conocemos proviene de la experiencia. Esto va a hacer que los datos sensibles se conviertan en la fuente de conocimiento y en el criterio para saber si algo es cierto. Solo estaremos ante una realidad válida si podemos encontrar un referente en la experiencia. Desarrollarán como modelo de conocimiento el de las ciencias experimentales, que son inductivas y se basan en la experimentación de la naturaleza. También dirán que la razón tiene límites a la hora de conocer la realidad, no es absoluta y sus límites deben ser conocidos.
Racionalismo y Empirismo según Kant
Kant aceptará que el origen del conocimiento es la experiencia, como decían los empiristas, pero afirmará que no todo proviene de ella porque la razón humana aporta estructura y orden. Kant construyó en el ámbito epistemológico una síntesis entre empirismo y racionalismo. Dirá que estas dos teorías por sí solas son insuficientes: el racionalismo caería en un dogmatismo acrítico, con una fe absoluta en la razón y rechazo del conocimiento sensible; el empirismo caería en un escepticismo. Frente al racionalismo, Kant dirá que los conceptos solo son aplicables a la experiencia, es decir, que no hay conocimiento válido que no se refiera a una realidad empírica. Frente al empirismo, dirá que la razón humana tiene una serie de conceptos con los que nace; hay algo que permite ordenar la experiencia y crear un conocimiento, y la experiencia es la materia.
¿Qué puedo conocer?
Kant dirá que solo serán aceptables como conocimiento auténtico aquellos juicios que sean universales, necesarios y ampliativos. Estos se construyen por medio de la experiencia y de un sujeto. Afirmará que las facultades innatas que nos permiten conocer la realidad son la sensibilidad, el entendimiento y la razón. La sensibilidad, facultad pasiva, recibe y ordena impresiones sensibles en sus formas a priori, espacio y tiempo, dando lugar a las representaciones. El entendimiento, facultad activa, ordena estas representaciones mediante sus ideas a priori, las categorías. Así, se originan los juicios que hacemos de la realidad y gracias a ello conocemos el fenómeno, la realidad tal como podemos. Por último, la razón, con sus ideas a priori, alma, mundo y Dios, nos impulsa a saber cuáles son las causas de la realidad. El alma nos permite dar sentido a ideas internas; el mundo, a las ideas externas; y Dios, al fundamento último de la realidad. Estas ideas son incognoscibles para el ser humano.
Crítica a las Éticas Materiales
Kant criticará con dureza las éticas anteriores, las éticas eudemonistas, porque dirá que son éticas materiales, es decir, no son más que un listado de normas concretas que comparten una serie de características que impiden que se conviertan en éticas universales. En primer lugar, son empíricas, tienen un contenido concreto. También dirá que son éticas heterónomas, es decir, que someten la voluntad del individuo a algo externo a él, ya que son éticas finalistas: lo bueno es bueno para estas éticas porque garantiza un objetivo. Por último, dirá que los imperativos de estas éticas son imperativos hipotéticos, es decir, que son normas concretas que obligan a una acción concreta para alcanzar un fin concreto. Estas éticas no fundamentan una ética universal porque no se someten a criterios racionales, sino a objetivos ajenos a la propia razón, porque son mandatos concretos y sus objetivos no son nunca universalizables; no todos interpretamos del mismo modo el objetivo que plantean este tipo de éticas.