El Ensayo y el Teatro en la España de la Ilustración (Siglo XVIII)

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La Literatura del Siglo XVIII: Ensayo y Teatro

Desde el punto de vista literario, el siglo XVIII suele designarse como la época del Neoclasicismo, tendencia que aspira a restaurar los principios y los modelos del arte clásico grecolatino.

Hay que indicar la existencia de otras dos tendencias que enmarcan al Neoclasicismo:

  • El Posbarroquismo, que continúa las características formales del Barroco hasta mediados del siglo.
  • El Prerromanticismo, una corriente sensible y melancólica que surge en el último tercio del XVIII.

Las características más importantes del Neoclasicismo son:

  1. Las obras tienen una clara finalidad didáctica y educativa: todos los géneros literarios pretenden educar deleitando.
  2. Se debe seguir una serie de reglas y preceptos de origen clásico:
    • Hay que distinguir y separar los géneros literarios, evitando mezclar lo trágico con lo cómico, el verso con la prosa y el tono elevado con el familiar.
    • Se debe mantener la unidad de estilo.
    • Debe cumplir las unidades de lugar, tiempo y acción.
  3. La prosa didáctica y el ensayo son los géneros preferidos.

La Prosa: El Ensayo

La prosa didáctica y el ensayo consiguieron un esplendor inusitado con nombres como Feijoo, Cadalso y Jovellanos.

Benito Jerónimo Feijoo

La obra más importante de Fray Benito Jerónimo Feijoo es Teatro crítico universal. Formada por una serie de ensayos sobre varias materias con intención de poner en conocimiento público los adelantos culturales del resto de Europa y destruir las supersticiones aún vigentes. Utiliza un estilo natural, con prosa sencilla y sin artificios retóricos.

José Cadalso

La obra más importante de José Cadalso Vázquez son las Cartas marruecas, donde por el género epistolar presenta una visión crítica de la vida cultural, social y económica del país. Cadalso pasa revista a diversos males de la España de su tiempo, a la vez que apunta remedios para salir de esa situación.

Noches lúgubres es una obra de tintes prerrománticos que cuenta, en forma de diálogo, la historia de Tediato, quien intenta desenterrar a su amada muerta.

Gaspar Melchor de Jovellanos

Gaspar Melchor de Jovellanos representó la síntesis de las corrientes de pensamiento de la época. Su producción se centra en la preocupación por los problemas de España y en ella prima la intención didáctica, aunque con una prosa sobria y elegante de notables cualidades literarias: Informe sobre la Ley Agraria, Memoria sobre educación pública.

El Teatro

Como sucede en la prosa, el teatro de la primera mitad del siglo acentúa los rasgos del Barroco. A partir del Neoclasicismo, en las obras teatrales va a predominar la intención didáctica: la obra tiene que servir para propagar las ideas reformistas y educar a los espectadores.

Las principales normas son:

  • Respetar las unidades de acción, espacio y tiempo.
  • Ofrecer un argumento verosímil, unos acontecimientos inventados pero que podrían haber sucedido en realidad.
  • Mantener el decoro en los personajes, que deben actuar y hablar de acuerdo con su posición social.
  • Atenerse a un género y no mezclar tragedia y comedia.

Leandro Fernández de Moratín

El dramaturgo más importante es Leandro Fernández de Moratín, cuya producción se compone exclusivamente de comedias. Sus obras tienen una clara intención didáctica y moral y responden al código neoclásico. Los temas desarrollados son: la libertad de elección en el matrimonio y la igualdad de los cónyuges, tanto en posición social como en edad. Este es el tema que desarrolla en El viejo y la niña y en El sí de las niñas. Otra obra importante, pero con distinto tema, fue La comedia nueva o El café, donde satiriza el teatro de su época, caracterizado por el exceso del tono melodramático y de los efectos escénicos.

Ramón de la Cruz

Ramón de la Cruz representa la línea tradicional de teatro. Sus sainetes recogen el costumbrismo y el sabor popular del Madrid de la época. Los sainetes eran del gusto del público. Destaca Manolo, crítica de la tragedia neoclásica.

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