Enseñanzas de Jesús y su mensaje de salvación

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Escribe las bienaventuranzas

  1. Escribe las bienaventuranzas

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 5

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 7

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

8Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 9

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.

  1. ¿Por qué Jesús hizo milagros? ¿Cuál es el sentido que tenía los milagros que Jesús realizó?

Jesús por medio de los milagros muestra que es el Mesías y que el reino de Dios empieza en Él, los realiza para que crean en su mensaje de salvación, ya que las palabras de Jesús iban acompañadas de obras. Los milagros muestran el amor perfecto de Dios al mundo, demostrando que Dios lo puede todo. Jesús ponía gran atención en la liberación del pecado que esclavizaba al hombre realizando estos milagros para suscitar la fe en Dios en el corazón del hombre.

  1. Escribe los mandamientos de la ley de Dios decálogo

1- Amarás a Dios sobre todas las cosas.

2- No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.

3- Santificarás las fiestas.

4- Honrarás a tu padre y a tu madre.

5- No matarás.

6- No cometerás actos impuros.

7- No robarás.

8- No darás falso testimonio ni mentirás.

9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

10- No codiciarás los bienes ajenos.

4. ¿A quién se refiere el cuarto mandamiento del decálogo y qué nos exige?

Honrar a tu padre y a tu madre significa amarlos, respetarlos, cuidándolos desde el amor mutuo de un padre a un hijo, en definitiva, tener y cuidar una relación de amor con aquellos que te han cuidado. Esto no significa que les debas plena obediencia, hay excepciones; siempre que te manden realizar cualquier acto que atente contra la vida o la dignidad del hombre y siempre que te manden realizar acciones contrarias al amor de Dios.

5. ¿Qué acciones están prohibidas por el precepto de no matar?

Está prohibido el asesinato, así como su colaboración en este en todas sus formas; asesinato, aborto, eutanasia, en la guerra, suicidio…

También este mandamiento se puede ver desde una perspectiva más profunda, matar en el corazón del hombre a otra persona; por ejemplo, cuando nos enfadamos con alguien y dejamos de hablarle y no queremos tener a esa persona cerca la estamos matando en nuestro corazón por medio del odio y la ira, por eso también se podría considerar matar.

6. ¿Describe el doble proceso al que fue sometido Jesús antes de su pasión?

Jesús tuvo dos tipos de juicios, uno político y otro religioso:

Juicio religioso: Jesús es llevado ante el Sanedrín el cual le juzga con las siguientes acusaciones; profanar el sábado ya que curaba enfermos dicho día, blasfemar al proclamarse Mesías, Hijo de Dios vivo, también blasfema cuando dice que destruirá el templo y lo reconstruirá en tres días, por último se le acusa de alentar al pueblo en contra de los sacerdotes del pueblo. Por esto fue condenado a muerte por el sumo sacerdote, pero al encontrarse en la semana de Pascua y no poderlo condenar lo llevan ante Pilatos.

Juicio político: Pilatos al ver que era ciudadano de la región de Galilea lo manda llevar ante el tetrarca de esta que era Herodes, este al no quererlo juzgar por miedo a si fuera realmente el Hijo de Dios decide devolverlo a Pilatos. Pilato decide darle unos latigazos para apaciguar al pueblo que pedía que lo crucificaran, pero debido a que la presión de los sacerdotes y a que Jesús se proclamaba rey de los judíos (esto estaba en contra de la ley de Roma ya que solo había un rey y este era el César) decide crucificarlo.

7. ¿Por qué tuvo Jesús que redimirnos precisamente en la cruz? ¿Murió Jesús realmente o quizás pudo resucitar precisamente porque solo había sufrido la muerte en apariencia?

La cruz era el método de muerte más doloroso que existía en la época, estaba reservado para los delitos graves y para lo más bajo del estrato social de la época. Dios elige entregar a su Hijo para que este cargue con los pecados del mundo desde el dolor más absoluto, todo esto es un acto de amor y entrega por todos nosotros para que veamos que Dios ha sufrido más que nosotros y podamos entrar en la humildad y el amor de Dios.

Jesús murió realmente en la cruz y su cuerpo fue enterrado, así lo atestiguan los testigos que lo vieron, los soldados que estaban al pie de la cruz viendo que ya estaba muerto le traspasaron el costado y no le quebraron las piernas.

También es difícil creer que sobreviviera, ya que había recibido latigazos en la flagelación, la corona de espinas se había clavado en su cráneo, el recorrido con el travesaño que tuvo que hacer con sus caídas y por último la crucifixión, esto hace evidente que ninguna persona habría podido sobrevivir.

8. ¿Hay pruebas de la resurrección de Jesús?

1 Corintios se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; 6después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; 7después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; 8por último, como a un aborto.

Las pruebas son los testigos de la resurrección los cuales aún seguían vivos cuando Pablo escribió estas palabras. Nosotros tenemos sus testimonios plasmados en las Sagradas Escrituras.

9. Define qué son las parábolas y pon en relación estas dos parábolas comentando su enseñanza

Definición: las parábolas son narraciones breves contadas por Jesús que encierran una enseñanza de la revelación de Dios al hombre, normalmente en forma comparativa.

Tesoro escondido y perla preciosa

Las dos están hablando del reino de Dios.

Jesús y su mensaje de salvación son la perla y el tesoro escondido, Él nos enseña que debemos dejar todo lo mundano a un lado y seguirle para poder alcanzar el reino, ya que este es pleno y las demás cosas solo son vanas.

10. Comenta esta parábola oveja Nuestra parábola se desarrolla alrededor de tres personajes: el pastor, la oveja perdida y el resto del rebaño. Quien actúa, sin embargo, es solo el pastor, no las ovejas. El pastor, por lo tanto, es el único auténtico protagonista y todo depende de él. Una pregunta introduce la parábola: «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar a la que se perdió hasta que la encuentra?» (v. 4). Se trata de algo paradójico que lleva a dudar acerca del modo de obrar del pastor: ¿es sabio abandonar a las noventa y nueve por una sola oveja? Y, por lo demás, sin la seguridad de un rebaño sino en el desierto. Según la tradición bíblica el desierto es lugar de muerte dónde es difícil encontrar alimento y agua, sin amparo y bajo la amenaza de las fieras y de los salteadores. ¿Qué pueden hacer noventa y nueve ovejas indefensas? La paradoja, de todos modos, sigue diciendo que el pastor, al encontrar a la oveja, «la pone contento sobre sus hombros, y llegando a casa convoca a los amigos y vecinos, y les dice: Alegraos conmigo» (vv. 5-6). Parece, por lo tanto, que el pastor no regresa al desierto para recuperar a todo el rebaño. Dedicado a esa única oveja parece olvidar a las otras noventa y nueve. Pero en realidad no es así. La enseñanza que Jesús quiere darnos es más bien que no se puede dejar que ninguna oveja se pierda. El Señor no puede resignarse ante el hecho de que incluso una sola persona pueda perderse. El modo de obrar de Dios es el de quien va en busca de los hijos perdidos para luego hacer fiesta y alegrarse con todos por haberlos encontrado. Se trata de un deseo incontenible: ni siquiera noventa y nueve ovejas pueden detener al pastor y tenerlo encerrado en el redil. Él podría razonar así: «Hago un cálculo: tengo noventa y nueve, he perdido una, pero no es una gran pérdida». Él, en cambio, va a buscar a esa misma, porque cada una es muy importante para él y esa es la más necesitada, la más abandonada, la más descartada; y él va a buscarla. Estamos todos avisados: la misericordia hacia los pecadores es el estilo con el cual obra Dios y a esa misericordia Él es muy fiel: nada ni nadie podrá apartarlo de su voluntad de salvación. Dios no conoce nuestra cultura actual del descarte, en Dios esto no tiene lugar. Dios no descarta a ninguna persona; Dios ama a todos, busca a todos: ¡uno por uno! Él no conoce la expresión «descartar a la gente», porque es todo amor y misericordia. El rebaño del Señor está siempre en camino: no se posesiona del Señor, no puede ilusionarse con aprisionarlo en nuestros esquemas y en nuestras estrategias. Al pastor se lo encontrará allí donde está la oveja perdida. Así, pues, al Señor hay que buscarlo allí donde Él quiere encontrarnos, no donde nosotros pretendemos encontrarlo. De ninguna otra forma se podrá reconstituir el rebaño si no es siguiendo la senda trazada por la misericordia del pastor. Mientras busca a la oveja perdida, él provoca a las noventa y nueve para que participen en la reunificación del rebaño. Entonces no solo la oveja que lleva sobre los hombros, sino todo el rebaño seguirá al pastor hasta su casa para hacer fiesta con «amigos y vecinos». Deberíamos reflexionar con frecuencia sobre esta parábola, porque en la comunidad cristiana siempre hay alguien que falta y se ha marchado dejando un sitio vacío. A veces esto es desalentador y nos lleva a creer que se trate de una pérdida inevitable, una enfermedad sin remedio. Es entonces que corremos el peligro de encerrarnos dentro de un redil, donde no habrá olor de oveja, sino olor a encierro. ¿Y los cristianos? No debemos ser cerrados, porque tendremos el olor de las cosas cerradas. ¡Nunca! Hay que salir y no cerrarse en sí mismo, en las pequeñas comunidades, en la parroquia, considerándose «los justos». Esto sucede cuando falta el impulso misionero que nos lleva al encuentro de los demás. En la visión de Jesús no hay ovejas definitivamente perdidas, sino solo ovejas que hay que volver a encontrar. Esto debemos entenderlo bien: para Dios nadie está definitivamente perdido. ¡Nunca! Hasta el último momento, Dios nos busca. Pensad en el buen ladrón; pero solo en la visión de Jesús nadie está definitivamente perdido. La perspectiva, por lo tanto, es totalmente dinámica, abierta, estimulante y creativa. Nos impulsa a salir en búsqueda para emprender un camino de fraternidad. Ninguna distancia puede mantener alejado al pastor; y ningún rebaño puede renunciar a un hermano. Encontrar a quien se ha perdido es la alegría del pastor y de Dios, pero es también la alegría de todo el rebaño. Todos nosotros somos ovejas encontradas y convocadas por la misericordia del Señor, llamados a recoger junto a Él a todo el rebaño.

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