Entamoeba Hartmanni y Dispar: Características, Diferencias y Ciclo de Vida

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Entamoeba Hartmanni

Entamoeba hartmanni es una ameba (filo Amoebozoa) con distribución mundial frecuentemente encontrada como comensal en los intestinos de algunos animales, incluido el hombre. Su ciclo de vida es similar al de E. histolytica pero no es patogénica, carece de la etapa invasiva y no ingiere glóbulos rojos. Los trofozoítos son similares a los de E. histolytica, aunque más pequeños (5-10 µm frente a 10-60 µm), presentando un pequeño cariosoma a menudo excéntrico. Los quistes son pequeños (4-12 μm) con uno a cuatro núcleos.

No es patógena, por lo que no requiere tratamiento.

Es de distribución cosmopolita; parasita al hombre y otros primates, perros y gatos. En los demás aspectos de su epidemiología y profilaxis es igual que E. histolytica.

E. Dispar

E. dispar es morfológicamente idéntica a E. histolytica, de la cual se diferencia por su comportamiento, ya que es apatógena. Ante la ausencia de sintomatología, y con base solo en el estudio morfológico, ambas especies son indiferenciables, por lo que deben informarse como E. histolytica/dispar.

Epidemiología y Profilaxis

Igual que la de E. histolytica.

Ciclo Vital

Su principal reservorio es el ser humano, en el que el protozoario se manifiesta en dos formas evolutivas durante el ciclo vital: quiste y trofozoíto. La infección se produce por la ingestión del quiste maduro resistente a los jugos gástricos.

Una vez llega al intestino delgado se produce el desenquistamiento, proceso en el que el quiste libera una ameba tetranucleada que, por multiplicación nuclear, origina una ameba de 8 núcleos. Posteriormente se produce la fragmentación en 8 pequeñas amebas (amébulas metaquísticas) que se transforman en los trofozoítos, responsables de la colonización del colon donde se alimentan de bacterias y restos celulares. Es también en este paso donde tiene lugar la generación de nuevos quistes y más trofozoítos que, en ocasiones, pueden invadir otros órganos y producir abscesos. Los quistes se acaban eliminando junto con las heces, y su viabilidad en el medio es de semanas a meses, tiempo en el que pueden transmitir nuevas infecciones.

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