Entendiendo los Problemas Perversos y la Complejidad Socio-Ecológica
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Problemas Perversos: Definición y Características
Los problemas perversos (o retorcidos) presentan una serie de características únicas que dificultan enormemente su abordaje y solución:
- No existen formulaciones definitivas; la propia formulación del problema y su solución son, en esencia, lo mismo.
- Cada intento de generar una solución cambia la comprensión del problema.
- No se sabe con certeza cuándo se ha solucionado el problema, dado que su misma definición es dudosa.
- No hay soluciones intrínsecamente correctas o incorrectas, sino aquellas que logran persuadir de su bondad a la mayoría de los implicados.
- No hay pruebas inmediatas ni definitivas para las soluciones propuestas.
- Toda «solución» que llegue a ponerse en práctica generará consecuencias impredecibles.
- No tienen un conjunto de potenciales soluciones que pueda describirse con precisión.
- Los diversos implicados (stakeholders) tendrán perspectivas distintas sobre las soluciones posibles y/o aceptables.
- Cada problema perverso es esencialmente único; no existen «soluciones tipo» que puedan aplicarse directamente a casos concretos.
- Todo problema perverso puede ser considerado un síntoma de otro problema subyacente.
- Las causas de un problema perverso pueden ser explicadas de distintas formas.
- Quien planifica la solución a un problema perverso no tiene derecho a equivocarse, dadas las potenciales consecuencias.
Leitmotivs Clave en Cuestiones Socio-Ecológicas
Existen ciertas ideas recurrentes o principios fundamentales a considerar en el estudio de la interacción entre sociedad y medio ambiente:
- La Ciencia (entendida como única poseedora de la verdad) puede ser contraproducente para los problemas socio-ecológicos, sobre todo cuando se emplea para acallar el debate público.
- La mayor parte de las consecuencias ambientales de nuestra forma de vida, nuestra huella ecológica, permanecen ocultas para nosotros.
- No somos iguales ante el medio ambiente ni ante las consecuencias de su deterioro; existen desigualdades significativas.
- La Naturaleza no se puede proteger simplemente aislándola o «vallándola»; en realidad, ya no existe una «Naturaleza» como ámbito completamente separado de lo social.
- No hay que dar nada por sentado en la relación entre medio ambiente y sociedad.
- Los cálculos y modelos actuales deben ser revisados y ampliados en el futuro; no es que fueran necesariamente erróneos, sino que nuestra comprensión de lo que medimos evoluciona.
- Todas las acciones humanas generan consecuencias socio-ecológicas inesperadas.
- Para ser útil ecológicamente, el conocimiento técnico y científico debe enraizarse en el contexto local.
- No existe un lenguaje objetivo y puro para describir los problemas socio-ecológicos; siempre están intrínsecamente mezclados valores, hechos, datos, intereses de grupos, lenguajes y políticas.
- La concienciación, por sí sola, no es la solución definitiva.
- «El planeta lo salvará gente que esté defendiendo sus casas» (Pete Seeger). La acción local y la defensa del territorio son cruciales.
- No hemos inventado la insostenibilidad; por lo tanto, podemos y debemos aprender de la historia de otras sociedades y sus relaciones con el entorno.
- Diversas crisis ecológicas y de salud pública están poniendo en primer plano la necesidad de repensar nuestra forma de producir, distribuir y consumir alimentos.