Epicureísmo: Principios Filosóficos para la Felicidad y la Tranquilidad

El Epicureísmo: Una Filosofía para la Felicidad y la Tranquilidad

El Epicureísmo, fundado por Epicuro de Samos, surge como una filosofía práctica en respuesta a la crisis política y humana de su tiempo. Caracterizada por un ciudadano de la polis desengañado y desamparado que se repliega sobre sí mismo, esta corriente filosófica busca una individualidad en pos de la felicidad perdida.

El Epicureísmo conforma un verdadero sistema filosófico que integra una canónica o teoría del conocimiento y una física o filosofía de la naturaleza, las cuales desembocan en una ética o filosofía de la vida feliz. El saber no es una meta en sí mismo, sino un simple medio, ya que resulta poco probable alcanzar la felicidad en un contexto desconocido.

Su gnoseología es empirista: el conocimiento procede de la única realidad existente, la sensible, que estimula nuestros sentidos produciendo impresiones.

En lo que se refiere a la física, el Epicureísmo se adscribe sin reservas al atomismo: la única realidad existente es una realidad material compuesta por átomos y vacío. También el alma humana es material, está compuesta de átomos y es, por ello, mortal. Se postula una inclinación azarosa de sus trayectorias, el denominado clinamen, al chocar unos con otros, dando lugar a la multitud de asociaciones que configuran el mundo visible.

El Hedonismo Epicúreo

El Epicureísmo concibe la filosofía como la disciplina que ha de ayudar al ser humano a ser feliz. Dado que la felicidad es algo que el ser humano busca a lo largo de toda su vida, la filosofía también habrá de practicarse de por vida, a diferencia de lo que pensaban Platón y Aristóteles.

Para el Epicureísmo, que es un hedonismo, la felicidad humana consiste en el placer. El hombre habrá de preocuparse por maximizar el placer, esforzándose por conseguir la mayor cantidad posible de placer en su existencia.

El Cálculo Racional del Placer

El Epicureísmo no promueve un placer desenfrenado, sino un cálculo racional del placer, buscando la ausencia de dolor y la tranquilidad del alma.

Tipos de Placer

• Placeres Catastemáticos

  Son el placer superior, consisten en la ausencia de dolor físico o espiritual. A la ausencia de dolor físico se le llama aponía, y a la ausencia de dolor espiritual, ataraxia.

  El término "catastemático" significa que puede alcanzarse sin necesidad de grandes bienes exteriores. Se trata del pequeño gran placer que supone la ausencia del dolor que causa la sed cuando se bebe agua fresca, o del placer anímico que implica la ausencia de toda preocupación. Los dolores espirituales son también mayores que los corporales: el cuerpo duele en el presente por motivos presentes; el alma puede doler por razones que se retrotraen al pasado y persisten en el presente, pero también por dolores futuros.

• Placeres Cinéticos

  Se basan en los catastemáticos y son inferiores a ellos. Si la ausencia del dolor que ocasiona el hambre es un placer catastemático, el placer cinético es el que se produce cuando se sigue comiendo, disfrutando de la comida; no basta con aplacar el hambre, sino que se busca "regalarse" el sentido del gusto. Sin embargo, si se come demasiado, pronto se presenta la desagradable sensación de la pesadez o la mala digestión; si se bebe demasiado, uno se condena a dolores de cabeza, mareos o resaca.

Cuatro Sabios Consejos Epicúreos

1. No debe preocuparse el alma por la existencia de los dioses. Los dioses no se ocupan de nosotros y no debe perturbarnos algo que no interfiere en nuestras vidas y en lo que no podemos intervenir.
2. Tampoco debe preocuparnos la muerte, pues cuando ella es, no somos nosotros: no puede causarnos dolor alguno.
3. El placer es un objetivo fácil de alcanzar. No hay mayor placer que la ausencia de dolor.
4. No ha de desesperarse el ser humano cuando se halle sumido en el dolor, pues todo dolor tiene un límite, tanto en intensidad como en duración en el tiempo.

Los Tipos de Deseo y el Ideal de Vida Epicúreo

Aunque el texto original no detalla los "tipos de deseo", esta sección sugiere una profundización en cómo Epicuro clasificaba los deseos (naturales y necesarios, naturales y no necesarios, y vanos y vacíos) para alcanzar la ataraxia. El ideal de vida epicúreo se centra en la tranquilidad del alma (ataraxia) y la ausencia de dolor físico (aponía), logradas a través de la moderación, la amistad y la reflexión filosófica.