Epistemología Kantiana: La Unificación de Razón y Experiencia

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Racionalismo, Empirismo y la Síntesis Kantiana del Conocimiento

Immanuel Kant supuso una revolución fundamental en el seno de la Ilustración debido a su innovadora concepción del conocimiento. Para comprender su propuesta, la explicaremos en contraste con las corrientes filosóficas predominantes de su tiempo: el racionalismo continental y el empirismo británico.

El Racionalismo: La Razón como Fundamento

Según los racionalistas, figuras como René Descartes, la razón es el único fundamento del conocimiento. Postulan la posibilidad de alcanzar verdades absolutas y universales mediante el intelecto puro. Para lograr los ambiciosos objetivos del racionalismo —entre los cuales se encontraba dotar a la metafísica de la misma objetividad y certeza que a las matemáticas—, se requería un método riguroso, como la célebre duda metódica de Descartes. Una característica central del racionalismo es la consideración de las ideas innatas como el principio fundamental del conocimiento.

El Empirismo: La Experiencia como Límite

Por otra parte, los empiristas, representados por pensadores como David Hume, sostienen que la experiencia es el único fundamento del conocimiento. Para ellos, el conocimiento, tal como se desprende del método experimental, comienza y se limita a la experiencia sensible. Uno de los grandes objetivos del empirismo fue precisamente la crítica y, en muchos casos, la destrucción de la metafísica, a la que consideraban un mero juego de palabras sin contenido empírico. La negación de la metafísica, en realidad, conlleva la negación de la posibilidad de un conocimiento universal y necesario, ya que este no podría basarse exclusivamente en hechos contingentes. Además, el mundo sensible es, por naturaleza, contingente y cambiante.

La Síntesis Kantiana: Un Giro Copernicano en la Epistemología

Immanuel Kant logró aunar la concepción racionalista con la empirista, aprovechando los puntos fuertes de ambas y superando sus limitaciones. En lo que él mismo denominó su giro copernicano en la epistemología, Kant nos explica que el conocimiento, si bien comienza con la experiencia, no está totalmente determinado por ella. Esta experiencia es activamente interpretada y estructurada por los elementos a priori inherentes al sujeto cognoscente. De este modo, el conocimiento es el resultado de la interacción entre la experiencia sensible y las estructuras racionales (o categorías a priori) que poseemos. Esta síntesis es lo que nos permite explicar la existencia de conocimientos universales y necesarios que, al mismo tiempo, amplían nuestra comprensión del mundo.

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