Escritores de la Generación del 98 y su Legado Literario
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Generación del 98: Contexto Histórico y Literario
El siglo XIX concluye con una profunda crisis y la disolución del imperio colonial español. Este declive se vio reflejado en la literatura a través de los escritores de la Generación del 98: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Azorín, Antonio Machado y Valle-Inclán. Fue Azorín quien propuso esta denominación. Algunos críticos consideran a ciertos autores de esta generación dentro del Modernismo, ya que ambos movimientos comparten una actitud similar: la insatisfacción con la literatura realista. Sin embargo, la Generación del 98 presenta rasgos distintivos:
- Sus referentes son intelectuales y pensadores como Giner de los Ríos, Joaquín Costa y Ángel Ganivet.
- Se centra en lo español y busca indagar en la esencia del alma nacional a través de su paisaje, historia y literatura.
- Aborda temas históricos, morales y sociopolíticos con un espíritu analítico para remover la conciencia nacional.
- Cultiva la poesía, el teatro, la novela y, preferentemente, el ensayo.
El Ensayo en la Generación del 98
A los autores de esta generación les une la preocupación por la situación política y moral de España, así como el destino del ser humano.
- Miguel de Unamuno: Desarrolla el tema de España en su obra En torno al casticismo, donde sostiene que el único remedio para el país es conjugar tradición y europeización. Para Unamuno, la verdadera tradición reside en la intrahistoria: la vida silenciosa y anónima del pueblo. Como ensayista, expone sus preocupaciones religiosas y existenciales. En Del sentimiento trágico de la vida, plantea el conflicto entre la razón y la fe; en La agonía del cristianismo, considera que la verdadera religión se alimenta del conflicto y se debe vivir constantemente en la duda.
- Ramiro de Maeztu: En Defensa de la Hispanidad, exalta los principios más conservadores de la tradición española y proclama la identidad de lo hispánico con el catolicismo.
- José Martínez Ruiz, "Azorín": En su obra Castilla, dirige su mirada hacia los pequeños detalles de la vida diaria de las ciudades y pueblos castellanos de la España profunda.
La Poesía en la Generación del 98
En la poesía de esta generación, representada por Machado y Unamuno, se recogen dos tendencias del momento: la herencia simbolista francesa del Modernismo (A. Machado) y la herencia ideológica alemana (Unamuno).
- Miguel de Unamuno: Se caracteriza por un estilo austero con el que expresa un desasosiego interior por los problemas existenciales y una visión estética de Castilla. Ejemplo: El Cristo de Velázquez.
- Antonio Machado: Tiene una primera etapa modernista con Soledades y Soledades, galerías y otros poemas, pero se le considera parte de la Generación del 98 por Campos de Castilla, obra que aborda los siguientes temas: Castilla (visión lírica y crítica), la enfermedad y muerte de su esposa Leonor, el presente y porvenir de España, y meditaciones filosóficas sobre el paso del tiempo, Dios y el misterio de la muerte.
La Novela en la Generación del 98
Baroja, Unamuno y Azorín son los principales novelistas de esta generación. En 1902 se publican tres novelas que rompen con el Realismo y el Naturalismo: La voluntad de Azorín, Amor y pedagogía de Unamuno y Camino de perfección de Baroja. La renovación novelística se manifiesta en todos los aspectos:
- Estructura abierta, alejada de la realista.
- Temática de índole existencial.
- Protagonista individual.
- Punto de vista con una perspectiva personal y subjetiva.
- Espacio y tiempo que se centran en el conflicto íntimo de los personajes.
- Lenguaje y estilo sobrios y con un cuidado manejo del idioma.
Pío Baroja es el gran novelista de esta generación. Su mejor obra, El árbol de la ciencia, es la primera parte de la trilogía La raza y trata sobre la crueldad y la estupidez. Para él, la vida es cruel. De este modo, la novela expresa el conflicto entre el individuo y la sociedad.
El Teatro en la Generación del 98
En el teatro de la Generación del 98 destaca Valle-Inclán, aunque Unamuno y Azorín también escribieron obras teatrales. Unamuno fracasó porque concebía el teatro como poesía dramática con interminables monólogos (Fedra). Azorín aboga por un teatro antirrealista que incorpora el mundo interior (Doctor Death).