La Escuela como Máquina de Obediencia: Foucault y la Disciplina Industrial del Siglo XIX
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FOUCAULT: La Institución Educativa como Dispositivo de Control
Con la entrada del siglo XIX y el impulso de la industrialización y la creación de fábricas y puestos de trabajo en las ciudades, surge un modelo de escuela cuyas funciones principales se basan en ofrecer un orden, una disciplina y obediencia. El mejor medio para transmitir estos valores se asigna directamente a la institución educativa.
El Sujeto Necesario para la Fábrica
Se pretende crear sujetos con fácil adaptación al trabajo, necesarios para estas fábricas: personas que resistan largos periodos de tiempo realizando una tarea repetitiva y constante, de manera que sean sujetos activos (referencia a la película Tiempos Modernos). Deben acostumbrarse a una disciplina diaria, a ser capaces de resistir el orden del capataz de fábrica y de obedecer las órdenes del superior.
La escuela es la encargada de formar personas con estas características, acostumbrándolas desde edades muy tempranas a estos valores disciplinarios, empezando ya por la guardería, que, como su nombre bien indica, es un lugar para 'guardar' a niños y niñas, es decir, para estar al cuidado de ellos y someterlos a un orden.
El Régimen Espacial y Temporal Obligatorio
Con tan solo tres años nos someten a la escuela, un lugar cerrado, a su vez delimitado por un patio exterior envuelto entre rejas, de manera que no hay acceso al exterior si no es con consentimiento de los padres/madres, maestros/as o tutores/as.
La vivencia está formada por un régimen de secuencias espaciales y temporales obligatorias:
- Tiempo Cronometrado: El tiempo está vinculado a una sirena, desde las 8:30 de la mañana hasta las 2 de la tarde.
- Distribución de Tareas: Se distribuye una serie de asignaturas adaptadas a cada curso, con una duración de 1 hora cada una.
- Descanso Mínimo: Solo se permite un pequeño descanso de 20 minutos, que apenas da tiempo a digerir el almuerzo.
- Sanción por Impuntualidad: Es conveniente ser riguroso con el tiempo, ya que si no eres puntual podrás ser sancionado.
La Fragmentación del Espacio y la Vigilancia
El espacio del edificio estaba fragmentado en plantas:
- La primera para las aulas de Educación Infantil.
- La segunda para Educación Primaria.
- La última para la Secundaria.
De esta manera, cada alumno debería permanecer en la planta que le correspondía, así como en las clases, delimitadas por paredes. Dentro de cada aula se encontraban las mesas separadas entre sí, por el mismo espacio, todas mirando en dirección a la mesa de la autoridad de la clase: el profesor/profesora.
Clasificación y Castigo del Alumnado
Especificando un poco más con relación a las características del alumnado, la posición dentro del aula era un mecanismo de control y clasificación:
- Estudiantes Destacados: Los mejores estudiantes tenían libertad para sentarse donde quisieran.
- Estudiantes con Dificultades: La posición de los que no eran tan buenos en el estudio era elegida por el maestro. El lugar elegido para los peores estudiantes era cercano a la mesa de la autoridad, para así estar más controlados por este.
Los buenos estudiantes nunca tenían castigos; parecía que, porque contaban con un mayor dominio cultural que el resto, tenían buena actitud, y para la maestra eran los preferidos de la clase. Los que tenían más dificultades en el estudio eran los más castigados, eran los que se llevaban las de perder, y la maestra apenas les sacaba virtudes.
El Ejemplo de la Injusticia Disciplinaria
Recuerdo un día que dos compañeros pidieron turno para levantarse a tajar el lápiz; uno era buen estudiante y el otro malo, y ambos se pusieron a hablar mientras tajaban su lápiz. La maestra se dirigió hacia la papelera y castigó al mal estudiante, cuando en realidad, si para ella habían hecho algo malo, debería ser culpa de ambos, no solo del mal estudiante, porque ambos estaban interrumpiendo la clase.
En este ejemplo quiero destacar las confusiones que a veces se dan en la escuela injustamente, al juzgar a un alumno solo por una nota y no por su personalidad, su empeño y sus ganas de aprender, además de destacar el orden de tener que pedir turno para acceder a la papelera, como si de una sala de extracción de sangre de un hospital se tratara.
El Examen como Violencia Simbólica
Cabe reflejar, según la idea del autor, que los lugares donde se exigía mayor disciplina eran, además de la escuela, los hospitales y los cuarteles del ejército.
Por último, me gustaría aclarar la función que ejerce el examen en la escuela, ya que se entiende como un mecanismo de violencia simbólica y sirve para clasificar la sociedad en dos: los malos y los buenos estudiantes:
- Los Malos Estudiantes: Serán la mano de obra en la empresa (los ordenados, los que obedecen).
- Los Buenos Estudiantes: Serán el capital intelectual, los dueños y encargados de las empresas (los tiranos y poderosos).