Escultura en el Antiguo Egipto: El Alcalde del Pueblo y el Escriba Sentado
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El Alcalde del Pueblo
Varias características técnicas como el hieratismo, la tendencia a la simplificación geométrica, la frontalidad y la simetría, sumado a que se trata de un sacerdote reconocible por su pelo rasurado y por sostener un bastón, además de encontrarse con el pie izquierdo adelantado, nos sitúan la escultura en el arte egipcio. Pertenece a la dinastía V del Imperio Antiguo, donde los faraones y los privilegiados (como este sacerdote) contaban con el suficiente poder económico para permitirse la realización de una tumba funeraria donde colocar esculturas como esta. La función de estas esculturas era la de actuar como doble del difunto, en caso de que el cuerpo llegara a corromperse, cuando el Ka se asentara para la vida de ultratumba, además de la preservación del cuerpo mediante la momificación junto a su ajuar funerario.
La plástica egipcia servirá de influencia en la escultura griega arcaica y la Edad Media, a la vez que influirá en pintores del siglo XX como Gauguin o Picasso, quienes utilizaron algunos de estos recursos expresivos egipcios.
El Escriba Sentado
La actividad ejercida (escriba), junto a algunos detalles técnicos como el hieratismo, la tendencia a la simplificación geométrica, la frontalidad o la simetría nos hacen pensar en el arte egipcio, uno de los primeros en la historia del arte que desarrolla una estatuaria monumental y que, a excepción del periodo de Akenatón, siempre mantuvo las mismas características estéticas.
Función y Contexto
Como ocurre en gran parte de sus producciones artísticas, la escultura que comentamos tiene una clara función funeraria: la de ejercer de doble del difunto para su alma o Ka en la Vida de Ultratumba. Esta creencia, tan profundamente arraigada, también es el origen de gran parte de su arquitectura (mastabas, pirámides e hipogeos) y pinturas que decoraban sus distintos espacios con narraciones del Libro de los muertos, donde se narraban los distintos pasos que debía recorrer el alma (incluido el famoso del tribunal de Osiris) hasta llegar a su descanso eterno.
Reflejo de la Sociedad
Por otra parte, la escultura también nos recuerda la estricta división social que existía en el Antiguo Egipto (sociedad estamental). En la cima del poder (tanto político como religioso; teocracia) se encontraba el faraón, elemento de unión entre el mundo de los mortales con el de los dioses (al ser considerado hijo del propio Ra). Bajo él se encontraban los distintos poderes necesarios para el control del imperio:
- El militar
- El sacerdotal (como el famoso Alcalde del Pueblo)
- El burocrático, que se encargaba del control de impuestos y propiedades, al que precisamente corresponde esta escultura.
Todos ellos formaban la clase privilegiada con el suficiente poder económico para poder permitirse la realización de una tumba monumental con todos sus ornamentos, siendo, junto al faraón, los comitentes del arte egipcio. El no ser una estatua del faraón podría explicar el mayor realismo de la figura, tal y como decíamos anteriormente.
Influencias Posteriores
Sin demasiadas influencias anteriores (en todo caso podríamos citar las, a veces contemporáneas, culturas del Medio Oriente), la influencia de la plástica egipcia tendrá amplias consecuencias. Por su cercanía, influirá en gran parte de los artes mediterráneos, como la cultura micénica, el arte etrusco o, fundamentalmente, en la escultura griega arcaica: los kurós de rasgos geométricos, mirada hierática, bloque cerrado e, incluso, pie adelantado como puro convencionalismo, sin intención de movimiento. Tras esta etapa, el arte griego buscará su propio camino basado en una idea de antropocentrismo y armonía, alejándose por completo de las maneras egipcias.