Escultura Griega Clásica: El Idealismo del Doríforo y el Expresionismo de la Ménade
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Doríforo: La Perfección del Ideal Clásico
Policleto personaliza de un modo ejemplar la importancia de los broncistas de la escuela de Argos, ya que a su enorme importancia artística hay que añadir sus aportaciones a la evolución de la escultura. Como ejemplificación de sus postulados, realiza el Doríforo, modelo de muchísimos artistas contemporáneos y posteriores, y llamaron a la obra como al libro "Canon".
El Doríforo es un joven lancero, tal vez Aquiles, que no obstante se convierte en una idealización del cuerpo humano como tal, de su belleza y la instancia del Hombre en sentido abstracto y absoluto. Destaca en su composición el perfecto equilibrio que consigue el contrapposto entre el estatismo que requiere su ideal armonía física y espiritual, para llenar el espacio y multiplicar los puntos de vista.
Presenta un perfecto estudio anatómico donde se subraya este ideal de belleza basado en el cuerpo humano perfecto y armónico, en este caso, basado en una proporcionalidad de siete veces el tamaño de la cabeza. La cabeza es perfectamente esférica y el cabello se adapta a ella perfectamente. La cabeza se corresponde en tres segmentos:
- Frente
- Nariz
- Boca
Ménade: El Frenesí Expresionista de Escopas
Escopas, escultor nacido en la isla de Paros hacia el 380 a.C., que trabaja en mármol, crea esta Ménade furiosa o bailando. La obra representa a estas mujeres adeptas a ritos dionisíacos, arrebatadas por la ebriedad y la danza. Esta temática contribuye a romper el concepto clásico de perfecta armonía.
De hecho, aparece semidesnuda y enloquecida por el vino y el baile en un frenesí que la contorsiona, distorsionándose. Plásticamente, aparte de esta nueva composición del cuerpo, la sensación en la muchacha se acentúa gracias al trabajo muy profundo en los paños que crea violentos contrastes de luz y sombra, así como los movimientos muy expresionistas.
Prueba de la complejidad compositiva es que la hizo para ser vista de lado, desde donde el sentido de movimiento agitado se manifiesta con mayor viveza y el cuerpo transmite sensualidad, creando expresividad y originalidad compositiva. La diferencia respecto a la etapa del pleno clasicismo resulta evidente, creándose una nueva concepción expresiva que exalta el sentimiento y abandona el idealismo clásico.