Escultura y Pintura en el Arte Románico y Gótico: Una Comparación
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Escultura en el Arte Románico y Gótico
Arte Románico
La escultura románica se caracteriza por su monumentalidad y espiritualidad. Las figuras se adaptan a las proporciones de las iglesias y tienen una anatomía relegada a un segundo plano, dominada por los ropajes. Las formas y expresiones son rígidas, reflejando el camino de la salvación. La escultura servía para narrar historias bíblicas y alejar a las personas del pecado.
Arte Gótico
En contraste, la escultura gótica busca representar el mundo visible de manera naturalista. Las figuras se humanizan, reflejando emociones y vicisitudes. Se alargan y se hacen más humanas. Este fenómeno se observa en las representaciones de la Virgen con el Niño y Cristo.
Pintura en el Arte Románico y Gótico
Arte Románico
La pintura mural románica se integra con la arquitectura y sigue reglas geométricas. Las figuras son planas, alargadas y sin perspectiva. Los personajes se escalonan y varían en tamaño según su importancia. Los ojos y las manos son desproporcionadamente grandes, ya que son las partes más expresivas espiritualmente. Los colores son intensos y brillantes, dispuestos en franjas contrastadas.
Arte Gótico
La pintura gótica experimenta cambios debido a la sustitución de muros por vidrieras. Se utilizan técnicas variadas, como la pintura sobre madera con pinceles finos y colores intensos, y el óleo, que permite repintar. Los temas son principalmente religiosos, inspirados en la vida de Jesús, la Virgen y los santos.