Espacios Teatrales en el Siglo de Oro Español: Corral, Corte y Corpus Christi

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El Lugar de la Representación Teatral en el Siglo de Oro

El espacio donde se representa el teatro no es una cuestión accesoria y sin importancia. Afecta a la puesta en escena y a las condiciones de recepción. Implica una pluralidad de «géneros canónicos», distintas órbitas de teatralidad y una variedad de públicos. Esto es fundamental para entender nuestro teatro clásico.

La Evolución del Teatro Comercial en el Siglo XVI

A lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, hay tres líneas convergentes para el nacimiento del teatro comercial:

  • a) Las representaciones callejeras de autores como Lope de Rueda.
  • b) Las representaciones en carros al aire libre asociadas con las procesiones del Corpus Christi y otros espectáculos en plazas y calles.
  • c) Las representaciones en España de la comedia del arte italiana, aunque no necesariamente por compañías procedentes de Italia.

Estas líneas se desarrollan con notable intensidad y configuran un público con conciencia de serlo, capaz de demandar una oferta estable y profesionalizada.

Diversificación de los Espacios Teatrales en el Siglo XVII

Los lugares de representación se diversifican durante el siglo XVII. Coexisten espacios profesionales (corrales de comedias y coliseos) con otros destinados a funciones diversas que también acogieron teatro (habitaciones y salones de palacios, aulas de universidades y colegios, iglesias y conventos, casas particulares), y con espacios exteriores (calles y plazas o jardines y estanques palaciegos).

José Mª Díez Borque plantea la siguiente clasificación de los espacios teatrales en la España del siglo XVII: exteriores, interiores, profesionales.

Los ámbitos escénicos durante el siglo XVII son fundamentalmente tres, y otras tantas las modalidades teatrales que a ellos corresponden: el teatro de corral, el de corte y las celebraciones del Corpus Christi. Los estudios teatrales tienden a centrarse en el primero por su propio interés, tanto desde una perspectiva creativa como social, y su relación con posteriores concepciones del fenómeno teatral.

El Teatro Fijo y la Profesionalización del Arte Dramático

La aparición del teatro fijo supone una mayoría de edad del arte dramático y unas posibilidades de comunicación masiva más allá de las representaciones medievales o las palaciegas representaciones del Renacimiento. El espectador se especializa para limitarse a ver y oír lo que unos profesionales le presentan, separándose el ámbito de la fiesta y el del teatro, según explica José Mª Díez-Borque.

Los Corrales de Comedias: Delimitación del Hecho Escénico

Los corrales de comedias sustituyen a los tablados que se montaban en plazas y calles en tiempos de Lope de Rueda. A pesar de su inicial pobreza escénica, suponen una voluntaria delimitación del hecho escénico dentro de unos locales fijos.

Las comedias destinadas a los corrales suelen ser de moderadas complicaciones en lo referente a la tramoya y la escenografía. Su organización y administración corresponden a organismos públicos como los concejos municipales, que obtenían beneficios económicos destinados a hospitales y caridad. Esta circunstancia fue fundamental para evitar las supresiones reclamadas por quienes cuestionaban la licitud del teatro.

En Madrid, los corrales estables empezaron su andadura mediante un acuerdo entre dos cofradías para explotar un monopolio de la actividad teatral en la capital. Este monopolio se mantuvo a lo largo del Siglo de Oro. Los dos corrales de comedias se construyeron a poca distancia uno del otro, en el corazón de la capital. Su aforo aproximado era de novecientos espectadores.

Las Comedias Cortesanas: Espectáculo y Maquinaria Teatral

Las comedias cortesanas son fiestas de gran espectáculo con abundante maquinaria teatral. La inversión sólo resulta posible en el teatro sostenido por la monarquía para disfrute exclusivo o compartido. La organización de estas costosas representaciones corresponde a la Monarquía y busca el entretenimiento de la Corte. Las actuaciones en palacio solían ser bien pagadas, pero exigían una precisión y trabajo de ensayo muy superior a las de corral para adaptarse a la complicación de la escenografía y la maquinaria.

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