España y América Latina: Crisis, Sucesión y Emancipación en el Siglo XIX

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La Década Absolutista y la Cuestión Sucesoria (1823-1833)

La tercera etapa del reinado de Fernando VII se extiende de 1823 a 1833, conocida también como la Década Absolutista o la Década Ominosa. Este apelativo se debe a la brutal represión ejercida por el Rey, durante la cual se produjo una oleada de persecuciones contra los liberales, especialmente contra los más exaltados. A pesar de la represión, el rey contó con algunos ministros que consiguieron sanear la hacienda e iniciaron la reconversión de la economía tras la pérdida de la mayoría de las colonias, explotando las restantes.

Sin embargo, el gobierno del rey no satisfizo a nadie: ni a los liberales, ni a los absolutistas, quienes lo consideraban demasiado débil en su trato con los primeros. Los absolutistas más radicales, descontentos con la postura 'blanda' del rey, se agruparon en torno a Carlos María Isidro, hermano del monarca y su presunto sucesor al no tener Fernando VII descendencia masculina. Este grupo radical sería conocido como los Apostólicos.

En 1829, Fernando VII contrajo matrimonio con María Cristina de Borbón y, en 1830, nació una niña, la futura Isabel II. Para asegurar su sucesión, Fernando VII tuvo que derogar la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono a las mujeres. Los Apostólicos, liderados por Carlos María Isidro, no reconocieron la derogación de esta ley. A la muerte de Fernando VII, esta disputa dinástica desencadenaría una guerra entre los partidarios de ambos pretendientes al trono: las Guerras Carlistas.

La Emancipación de la América Española

Las colonias americanas buscaban la libertad económica y la posibilidad de comerciar con todas las naciones. Esta aspiración, la libertad de comercio, se convertiría en una de las consecuencias más representativas de la emancipación.

Durante la Guerra de la Independencia en la península, se formaron en América juntas similares a las españolas, inicialmente para luchar contra Napoleón y reconocer la fidelidad a Fernando VII. Posteriormente, los criollos sustituyeron a los españoles en la dirección de estas juntas, transformándolas en foros para la discusión y promoción de la independencia.

La guerra civil que estalló en América (con partidarios y detractores de la independencia) tuvo una primera etapa de fracaso para los independentistas y una segunda de triunfo, marcada por victorias clave como la de Simón Bolívar sobre las fuerzas españolas en la Batalla de Carabobo. Cuando la Santa Alianza intervino en España, el presidente de Estados Unidos apoyó el movimiento independentista de las colonias, temiendo una posible incursión de tropas de la Santa Alianza en el continente americano. Este apoyo fue un factor importante para la consolidación de la independencia. La última gran derrota española en la Batalla de Ayacucho, a manos de Bolívar y Antonio José de Sucre, selló la independencia definitiva de la mayoría de los territorios americanos.

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