España Franquista: De la Alineación con el Eje al Reconocimiento Internacional (1939-1956)

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La Coyuntura Internacional

Al final de la Guerra Civil Española, se firmó el Acuerdo de asociación al Eje Berlín-Roma-Tokio, una alianza totalitaria que vincularía a España a las potencias fascistas. Franco, al comienzo de la guerra, adoptó la no beligerancia. Los falangistas tenían primacía en el Gobierno, con Serrano Suñer dirigiendo la política exterior y la construcción ideológica del régimen. Cuando Alemania atacó la URSS, se constituyó la División Azul, unidad de voluntarios al mando de Muñoz Grandes.

A partir de 1942, las primeras derrotas alemanas provocaron una línea más distante: Serrano Suñer fue sustituido por el general Jordana como ministro de Asuntos Exteriores, y la diplomacia española inició un progresivo giro hacia los aliados. En octubre de 1943, Franco declaró la neutralidad.

El Aislamiento y la Supervivencia (1945-1948)

En 1945, con la victoria aliada, la posición de la dictadura se hizo muy difícil: las democracias se pronunciaron contra Franco por su apoyo a los fascismos en la guerra. Disminuyó la presencia de falangistas en el Gobierno y aumentó la de católicos, pero los aliados se negaron a aceptar la entrada de España en la recién creada ONU; el aislamiento había comenzado. Solo la importación de petróleo estadounidense y los acuerdos comerciales con Argentina (que suministraba trigo) permitieron la supervivencia del régimen.

A partir de 1948, la situación internacional cambió favorablemente para el régimen. El enfrentamiento entre los EE. UU. y la URSS se hizo patente, y la imagen de anticomunista del Caudillo encajaba muy bien en la Guerra Fría. Círculos económicos, políticos y militares de EE. UU. presionaron para poner fin al bloqueo.

Ruptura del Aislamiento y Acuerdos Internacionales (1950-1953)

En 1950, la ONU levantó la retirada de embajadores y autorizó la entrada de España en organismos internacionales. Pero el proceso fundamental de ruptura del aislamiento internacional radicó en la negociación con EE. UU. para un acuerdo económico y militar.

El 26 de septiembre de 1953 se firmó el Tratado hispano-estadounidense, compuesto de tres acuerdos: uno económico, otro de asistencia técnica y otro defensivo. Este último significaba el establecimiento de bases de utilización conjunta (bajo teórica soberanía española) por parte de ambos ejércitos: Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Morón y Rota.

Consolidación Internacional y Descolonización (1953-1956)

También en 1953 se firmó un nuevo Concordato entre el Vaticano y el Estado español, que confirmaba el derecho de presentación de obispos por el dictador, la financiación estatal de la Iglesia y amplias competencias de la Iglesia en educación. Fue otro elemento de reconocimiento internacional y de reafirmación de la alianza que la Iglesia mantenía con el franquismo.

España reconoció en 1956 la independencia de Marruecos, iniciando el proceso de descolonización del Protectorado, conforme con los principios de la ONU.

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