España durante las Regencias del Reinado de Isabel II: Liberalismo y Conflictos
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El Reinado de Isabel II: Regencias y Transformaciones Políticas (1833-1843)
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Isabel II ascendió al trono con tan solo tres años tras la muerte de su padre, Fernando VII, en 1833. Debido a su minoría de edad, se inició un periodo de regencias que se extendió hasta 1840. La primera de ellas fue la regencia de su madre, María Cristina, la cual se vio marcada por la oposición de los carlistas, defensores de los derechos al trono de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII. Esta situación llevó a la regente a buscar el apoyo de los liberales. Dentro del liberalismo, se distinguían dos facciones principales: los moderados, liderados por el general Narváez, y los progresistas, encabezados por el general Espartero.
Otro factor determinante de este periodo fue el protagonismo del ejército. Cada grupo político contaba con militares afines que recurrían a los pronunciamientos como herramienta para forzar cambios de gobierno.
Durante la regencia de María Cristina, se sucedieron varios gobiernos:
- El primero, presidido por Francisco Cea Bermúdez, impulsó reformas administrativas, entre las que destaca la nueva división provincial diseñada por Javier de Burgos.
- Los liberales, insatisfechos con estas tímidas reformas, exigieron cambios más profundos. La regente nombró entonces primer ministro a Francisco Martínez de la Rosa. Su gobierno suprimió los gremios y decretó la libertad de fabricación y comercio. Ante la ausencia de una constitución, Martínez de la Rosa promovió el Estatuto Real de 1834, que establecía unas Cortes bicamerales: la Cámara de los Próceres, con miembros designados por la Corona, y la Cámara de Procuradores, elegida mediante sufragio censitario.
En este contexto, los carlistas lograron avanzar hasta las puertas de Madrid. La situación económica era crítica, agravada por una epidemia de cólera y un clima de agitación social. A esto se sumaba el descontento político generado por el Estatuto Real, considerado insuficiente por los sectores más progresistas.
- En 1835, la reina formó un nuevo gobierno liderado por Mendizábal, quien promulgó el decreto de desamortización en 1836. Esta medida expropió propiedades de la Iglesia con el objetivo de obtener recursos para el Estado. La desamortización provocó el rechazo de muchos conservadores, y la regente sustituyó a Mendizábal por Francisco Javier Istúriz, quien frenó el ritmo de las expropiaciones.
Esta sustitución provocó el descontento de los progresistas, que culminó con el pronunciamiento de un grupo de sargentos en La Granja. La regente se vio obligada a restablecer la Constitución de 1812 y a nombrar un nuevo gobierno presidido por José María Calatrava, quien colaboró en la redacción de la Constitución de 1837. Esta nueva constitución fue aceptada tanto por progresistas como por moderados. Sin embargo, pronto surgieron tensiones entre ambos grupos, especialmente en lo referente al control de los ayuntamientos por parte de los moderados. Se produjeron levantamientos progresistas por todo el país, lo que llevó a la regente a renunciar a su cargo en favor de Espartero.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Espartero, carente de formación política, ejerció la regencia entre 1840 y 1843. Su gobierno se caracterizó por un marcado autoritarismo. Llevó a cabo una política librecambista, influenciado por Inglaterra, que supuso la apertura de las aduanas a los productos extranjeros. Esta medida provocó la oposición de la burguesía catalana. Ante los disturbios en Barcelona, Espartero ordenó el bombardeo de la ciudad desde Montjuïc. Los moderados, aprovechando el descontento, protagonizaron un pronunciamiento liderado por Narváez en 1843, que derrocó a Espartero y llevó a la declaración de la mayoría de edad de Isabel II, con tan solo 13 años.