España en el Siglo XIX: El Bienio Progresista y la Unión Liberal (1854-1866)

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El Bienio Progresista (1854-1856)

La Revolución de 1854 fue en realidad un golpe de Estado que triunfó gracias al respaldo popular, conseguido mediante una hábil propaganda. El pronunciamiento inicial del general Leopoldo O'Donnell fracasó tras un enfrentamiento con las tropas del Gobierno en Vicálvaro. Sin embargo, los rebeldes reaccionaron y publicaron una proclama, el Manifiesto de Manzanares, que sentó las bases de un nuevo partido, la Unión Liberal, liderado por O'Donnell y que se situaba entre moderados y progresistas. El manifiesto consiguió el apoyo popular y provocó la revolución de julio, liderada por militares y progresistas. Ante esta situación, Isabel II entregó el gobierno al general Espartero, con el apoyo de los unionistas.

La Obra de Gobierno de los Progresistas

Durante el Bienio Progresista, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, que aprobaron la Constitución de 1856. Aunque de carácter progresista, esta Constitución fue non nata al no ser promulgada. La política del gobierno respondió a los principios del liberalismo económico, buscando favorecer los intereses de la burguesía mercantil y creando las bases necesarias para la modernización de la economía. Entre las medidas más destacadas se encuentran:

  • La segunda Ley de Desamortización (1855)
  • La Ley de Ferrocarriles (1855)
  • La Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias (1856)

El Final del Bienio Progresista

El final del Bienio Progresista transcurrió en un clima de permanente conflictividad social. A ello contribuyeron diversos factores:

  • La epidemia de cólera de 1854
  • Las malas cosechas
  • El alza de precios
  • Los enfrentamientos entre trabajadores y patronos

En julio de 1856, Espartero presentó su dimisión y la reina encargó formar gobierno al general O'Donnell.

La Unión Liberal y la Crisis

El Gobierno de la Unión Liberal (1856-1863)

Entre 1856 y 1863, la Unión Liberal fue el partido que controló la vida política, salvo un breve periodo inicial en el que Isabel II volvió a confiar el Gobierno al general Narváez. La Unión Liberal era ya un partido conservador, que contaba con el apoyo de la burguesía y de los terratenientes.

Situación Interna: Prosperidad y Estabilidad

Hasta 1863, la ola de prosperidad económica permitió a los unionistas gobernar sin problemas, hasta el punto de que durante cinco años O'Donnell mantuvo el mismo gabinete. Fue una época de euforia económica, marcada por:

  • La construcción de los ferrocarriles
  • Las explotaciones mineras
  • Las grandes inversiones bancarias y bursátiles

Esta bonanza coincidió con una buena coyuntura de la economía europea y un periodo de paz social interna. Durante este tiempo, se aprobó la Ley Moyano de instrucción pública y se realizó el primer censo estadístico del país. La prosperidad también llegó a las clases populares, lo que explica la poca conflictividad social de estos años.

Política Exterior: Relanzamiento del Prestigio

Fue la acción exterior la que cobró especial importancia en este periodo. Durante todo el siglo XIX, España había carecido de una política exterior seria a causa de su debilidad e inestabilidad internas. El gobierno de la Unión Liberal emprendió entre 1858 y 1866 una activa y agresiva política exterior, con el fin de relanzar el prestigio de España y exaltar la conciencia patriótica. Se intervino militarmente en:

  • Indochina (al lado de Francia)
  • Marruecos
  • Santo Domingo
  • México
  • Perú y Chile (contra ellos)

El resultado de estas intervenciones fue escaso y no influyó significativamente en el peso de España en la política internacional.

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