Espartaco y Pompeyo: Auge y Poder en la República Romana
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Rebelión de los Esclavos Liderada por Espartaco y el Ascenso de Pompeyo
La década posterior a la muerte de Sila se caracteriza por una despiadada lucha por el poder en política interior y varios enfrentamientos en el exterior.
Política Interior: La Revuelta de Espartaco
En política interior destacan las constantes pretensiones de los partidarios de Mario (populares) por anular las reformas conservadoras de Sila (Lépido, Sertorio en Hispania –intenta crear un Estado independiente en esta provincia–). En Roma hay varias revueltas sociales por las miserables condiciones de la plebe urbana, pero la más importante fue la revuelta de los esclavos dirigida por el gladiador Espartaco del 73 al 71 a.C. Este hecho logró unir a los dos bandos y Craso y Pompeyo acabaron con ella.
Política Exterior: Mitrídates y la Piratería
En política exterior, en el 73 a.C. con la idea de expansionarse hacia Asia Menor, Mitrídates emprende nuevas hostilidades contra Roma. En el Mediterráneo se extiende la piratería, un problema endémico que amenaza el tráfico y suministro de trigo a Roma. El senado se ve obligado a adoptar medidas excepcionales, como recurrir a generales con un ejército personal propio. Se inicia la práctica de otorgar poderes extraordinarios a quienes tienen una posición de fuerza y poder entre las legiones. Entre ellos destaca Pompeyo, cuya personalidad dominará los años sesenta sin sombra de rival.
El Ascenso de Pompeyo
Pompeyo inicia su carrera cuando en el 83 a.C. pone un ejército al servicio de Sila. Este ejército, enrolado por iniciativa propia entre los clientes de su familia, le proporcionará varios títulos honoríficos. Sus tropas vuelven al servicio de la república para luchar en Hispania contra Sertorio. Ligado a Craso en la derrota de Espartaco, conquista el favor de caballeros y populares. En el 67 a.C. se le otorga un mandato trienal en el Mediterráneo y sus costas para combatir a los piratas, se le traspasa el mando de la guerra contra Mitrídates, cuando el cónsul encargado pierde autoridad entre sus tropas. Los piratas son derrotados en tres meses y Mitrídates en dos años por Pompeyo. Con Pompeyo a la cabeza se hace una reorganización de todas las tierras de Oriente, creándose la provincia del Ponto y Bitinia, y se anexiona Siria. Judea se convierte en un reino vasallo y tributario de Roma. Muchas ciudades de la zona quedan ligadas a la clientela personal de Pompeyo, a quien se le otorgan honores excepcionales.
Para los pueblos de Oriente, con una larga tradición monárquica y proclives al culto de la personalidad, Roma está representada no por el lejano Senado sino por los gobernadores y generales que les benefician y a quienes consagran estatuas y cultos, poniendo su nombre a las ciudades, acuñando monedas con su efigie. En época de Pompeyo la divinización de magistrados vivos se ha convertido en un fenómeno común.
Pompeyo en la Cúspide del Poder
Pompeyo está en el vértice o cima del poder, por lo que se ha ganado el odio de la aristocracia. En Roma temen que trate de imponerse como hizo Sila. A finales del 62 a.C., cuando regresa de sus campañas de Oriente, Pompeyo disuelve el ejército y solicita al senado que ratifique las medidas adoptadas en Oriente y que conceda tierras a sus veteranos. Considera que ocupa una posición de supremacía indiscutible; pero en Italia otro hombre, Cicerón, ha arrebatado el protagonismo al gran general al desempeñar el papel de salvador de la república.