El esperpento en la literatura española: una forma literaria distinta
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El diccionario de la Real Academia Española ofrece dos acepciones del término esperpento: 1. persona o cosa notable por su fealdad, desaliño o mala traza. 2. desatino, absurdo. En 1920, el autor lo utiliza una vez en el sentido literario que hoy tiene y que es como calificativo de luces de bohemia. A partir de esa obra, publica con igual designación Los cuernos de don Friolera, La hija del capitán y Las galas del difunto, agrupándolas bajo el nombre de Martes de carnaval. Si bien Valle es a las únicas obras que les da ese nombre, la mayoría de los críticos afirman que la estética esperpéntica aparece en otras obras (Risco, Bermejo Marcos, Teatro farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras). Estamos así ante el primer problema: para Valle, con este nuevo término, piensa que ha creado una forma literaria distinta, inclasificable entre los géneros tradicionales, y por otro lado, muchos críticos opinan que el esperpento supone una técnica literaria diferente que irá perfeccionándose a partir de luces de bohemia. Así lo ven, entre otros, Salinas, Risco y B. Marcos.
El propio Valle expone una teoría del esperpento: en la escena XII de Luces de bohemia, el protagonista Max Estrella explica el significado de esperpento a su compañero Don Latino de Hispalis, que en otras palabras quiere decir que el esperpento es un género literario que puede mostrar la vida española como una deformación grotesca de Europa. En el prólogo de Los cuernos de don Friolera, el autor dice a través de Don Estrafalario que la estética del esperpento es una superación del dolor y de la risa, y por último, el propio autor decía que había tres maneras de ver a los personajes: de rodillas, en pie y levantado en el aire. En la primera, el autor ve a sus criaturas como héroes, como en la tragedia griega; en la segunda, el personaje queda al mismo nivel que su creador, es decir, con sus virtudes y sus defectos, como los personajes de Shakespeare.