El Esperpento en la Obra de Valle-Inclán: Una Mirada Deformada de la Realidad Española
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El Esperpento en la Obra de Valle-Inclán
Luces de bohemia es la primera obra a la que Valle-Inclán da ese nombre y que, además, contiene -en la famosa escena XII- una teoría del nuevo “género”. Es el protagonista quien habla. Parte de esta afirmación: “Nuestra tragedia no es una tragedia”…“España es una deformación grotesca de la civilización europea”. Por eso, “el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”. Y así, de la imposibilidad de la tragedia surge el esperpento.
El Espejo Cóncavo: Reflejo Deformado de la Realidad
Esta estética deformante es ilustrada con la referencia a los espejos cóncavos que decoraban la fachada de un comercio en la llamada calle del Gato en Madrid: “Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato. [...] Los héroes clásicos, reflejados en los espejos cóncavos, dan el Esperpento. [...] Las imágenes más bellas, en un espejo cóncavo, son absurdas. [...] Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas” Y termina con estas tremendas palabras: “Deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España”.
Tres Modos de Ver el Mundo
Valle-Inclán definió también esta visión en una entrevista de 1928 en el periódico ABC. En ella decía que “hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire”. Sintetizando, diremos que, cuando el autor mira desde abajo, la realidad aparece enaltecida y los personajes se ven como héroes superiores (así, en la epopeya o en la tragedia clásica). Si se mira al mismo nivel, los personajes son como “nuestros hermanos” (así, en Shakespeare). Por último, si los miramos desde arriba, resultarán como muñecos o peleles: “Los dioses se convierten en personajes de sainete” (esta manera, “muy española”, es la que reconoce, por ejemplo, en Quevedo). Y concluye: “Esta consideración es la que me movió a dar un cambio en mi literatura y a escribir los esperpentos”.
Rasgos Esenciales del Esperpento
- La deformación, la distorsión sistemática de la realidad, está en la base del esperpento. Se desorbitan los rasgos más destacados del contexto social para subrayar la contradicción entre el comportamiento de una sociedad y lo que dice su escala de valores. Esto se traduce en una caricatura de la realidad.
- La degradación de los personajes se manifiesta, entre otras cosas, por los frecuentes rasgos de animalización, cosificación o muñequización. Los hombres se transforman en “perros”, “camellos”, “cerdos”, etc.; o en “fantoches” o “peleles”.
- Fundamental es el empleo de contrastes, especialmente entre lo doloroso y lo grotesco. Un ejemplo es el contraste sangrante que se establece, en la escena XI, entre el dolor de la madre y la rebeldía de algunos personajes, por un lado, y el conformismo de los “defensores del orden establecido”, por otro.
- En cuanto al lenguaje, asombra su riqueza y la variedad de registros empleados. Los más diversos tonos y modalidades aparecen con fines caracterizadores de los personajes, al servicio de la parodia o de la intención crítica: el lenguaje pedante o cursi, el uso paródico de frases literarias, el empleo como parodia de expresiones administrativas (en funcionarios y policías), los vulgarismos sabiamente manejados, incluidos los exabruptos violentos, y -con especial densidad- el léxico y los giros del habla madrileña castiza.
- Destaca el arte de las acotaciones, que tienen un claro carácter “literario”. Cuando se trata de dibujar un escenario, un ambiente, es asombrosa la calidad pictórica lograda con rápidos e intencionados brochazos, a base de un empleo deslumbrante de la frase nominal. Las mismas calidades tienen los bocetos de personajes y la descripción de actitudes.
Ciclo Final: Radicalización del Esperpento
Ciclo Final: Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.