El Esplendor del Arte Barroco: Estilo, Artistas Clave y Obras Maestras del Siglo XVII

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Introducción al Arte Barroco: Orígenes y Características

El adjetivo barroco, asociado a la cultura artística europea del siglo XVII, ha tenido un largo recorrido. Tradicionalmente, se ha entendido el Barroco como aquello excesivamente complicado, ampuloso y recargado, en oposición a la simplicidad y armonía del Renacimiento.

La reivindicación del Barroco como un estilo propio, independiente y en oposición al Renacimiento se debe al historiador en su tratado. A partir de este texto, se han generado dos corrientes interpretativas principales:

  • Una corriente formal, que se centra en los valores plásticos.
  • Otra corriente sociológica, que considera el Barroco fundamentalmente como una época histórica.

La síntesis entre arte y sociedad ha permitido distinguir diferentes manifestaciones del Barroco según las zonas de producción:

  • El Barroco de Corte y de Iglesia, característico de los países católicos y monarquías absolutas.
  • El Barroco de la burguesía protestante, predominante en zonas como Holanda.

Como arte cortesano, el Barroco se puso al servicio de los príncipes absolutos. Buscaba emocionar al pueblo para persuadirlo de la bondad del sistema imperante y de la necesidad de obedecer a las instituciones. La Roma papal, epicentro de la Contrarreforma, renovó la iconografía católica e impuso el gusto por las composiciones aparatosas, de tono triunfal y propagandístico. Por su parte, Holanda desarrolló un arte burgués, de vertiente laica, más intimista y centrado en nuevos géneros.

El arte barroco se ha articulado tradicionalmente en dos etapas principales:

  • El Barroco pleno o maduro (aproximadamente, primera mitad y mediados del siglo XVII).
  • El Barroco tardío o Rococó (que se desarrolla principalmente en el siglo XVIII, aunque con raíces en el final del XVII).

La Escultura Barroca en Italia: El Genio de Gian Lorenzo Bernini

Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) dominó todas las disciplinas artísticas (arquitectura, pintura, escenografía), pero su verdadera vocación y donde alcanzó la máxima expresión fue la escultura. El material predilecto que utilizó fue el mármol, trabajado con un virtuosismo inigualable. Tanto sus figuras aisladas como los grupos escultóricos suelen estar concebidos para un punto de vista frontal preferente, buscando un impacto directo en el espectador.

Su etapa juvenil se caracteriza por los encargos de temática mitológica y bíblica para el cardenal Scipione Borghese, destinados a decorar su villa. Obras como *Apolo y Dafne* o *El rapto de Proserpina* están influidas por la *linea serpentinata* manierista, pero ya demuestran un virtuosismo técnico excepcional en el tratamiento de la textura de la piel y una profunda penetración en el estado psicológico y la tensión dramática de los héroes griegos y judíos.

En 1624, Bernini inicia la época del Alto Barroco, que se distingue por la importancia conferida al ropaje como elemento expresivo dinámico, que contribuye a intensificar el impacto emocional de sus obras, y por la búsqueda de la integración de las artes.

Entre 1640 y 1654, aproximadamente, se desarrolla su período de madurez plena, marcado por obras de gran envergadura y complejidad, entre las que destacan:

  • La unificación de todas las artes (arquitectura, escultura, pintura y escenografía) en la Capilla Cornaro con el grupo escultórico del Éxtasis de Santa Teresa en la iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma.
  • La definición del prototipo del monumento funerario papal barroco con la tumba de Urbano VIII en la Basílica de San Pedro.
  • La erección de fuentes monumentales de gran impacto visual y urbanístico, como la Fontana dei Quattro Fiumi (Fuente de los Cuatro Ríos) en la Piazza Navona.
  • La resolución del problema estético del corte abrupto en los retratos de busto mediante la introducción de ropajes flotantes que envuelven los hombros y dinamizan la figura, una solución pendiente desde la época imperial romana, como se observa en el vibrante Retrato del duque Francisco I d’Este.
  • La imposición, con la estatua ecuestre de Constantino el Grande en la Scala Regia del Vaticano, de un nuevo tipo de monumento ecuestre, con el caballo en corveta (encabritado) y el personaje representado en un momento de clímax y visión heroizada.

La Pintura Barroca Italiana: Clasicismo y Naturalismo

A finales del siglo XVI y principios del XVII, la pintura italiana experimentó una profunda renovación que daría lugar a dos tendencias principales que marcarían el Barroco: el Clasicismo y el Naturalismo.

Los Carracci (Annibale, Agostino y Ludovico) se inspiraron en la escultura grecolatina y en los grandes maestros del Renacimiento, como Rafael y Miguel Ángel. Retomaron los modelos de los dioses de la Antigüedad pagana, recuperaron las proporciones ideales del cuerpo humano y la composición equilibrada, dando origen al Clasicismo academicista, que buscaba la belleza ideal y la nobleza en la representación.

Por otro lado, Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610) retrató a la gente corriente, a menudo modelos tomados de las calles, con un realismo crudo y directo, inaugurando el Naturalismo. Un ejemplo temprano de su enfoque es su obra La Buenaventura.

Mientras los Carracci se destacaron en la pintura de grandes frescos para decorar techos y paredes de palacios, utilizando una paleta de tonos claros y luminosos y composiciones grandiosas, Caravaggio impuso el tenebrismo. Esta técnica busca efectos claroscuristas dramáticos, donde un foco de luz, a menudo externo a la escena y dirigido, ilumina intensamente las zonas de interés narrativo y emocional, dejando el resto en profunda penumbra, creando así una atmósfera de gran intensidad y misterio.

El Clasicismo en los Frescos de los Carracci

El cardenal Odoardo Farnese encargó a Annibale Carracci la decoración pictórica de su palacio, el Palacio Farnese en Roma, uno de los conjuntos más influyentes del Clasicismo barroco. Este magno proyecto se acometió en dos fases principales:

  • El Camerino Farnese (1595-1597).
  • La Galería Farnese (1597-1601, con retoques posteriores).

En el Camerino, Annibale desarrolló un ciclo de quince historias protagonizadas por héroes virtuosos de la Antigüedad, como Hércules y Ulises. Estas escenas, enmarcadas por arquitecturas fingidas, aludían al triunfo de la virtud y el esfuerzo personal frente al peligro y la tentación, sirviendo de ejemplo moral para el joven cardenal.

La decoración de la bóveda de la Galería Farnese ilustra la poderosa e irresistible fuerza del amor, representando diversos episodios mitológicos de los amores de los dioses, organizados como quadri riportati (cuadros transportados, es decir, frescos que simulan ser pinturas de caballete enmarcadas e insertadas en la estructura arquitectónica de la bóveda). El asunto central de la bóveda es el espectacular y dinámico Triunfo de Baco y Ariadna, una celebración de la alegría y el amor sensual.

La familia Carracci, fundadora de la Accademia degli Incamminati en Bolonia, cultivó también con maestría el género religioso, buscando una piedad clara y emotiva, y contribuyó significativamente al desarrollo del paisaje clasicista (idealizado y sereno) y el bodegón como géneros independientes.

El Naturalismo y la Revolución Lumínica de Caravaggio

La fase inicial de Caravaggio en Roma, a partir de 1592, se caracteriza por cuadros de formato relativamente pequeño, a menudo con figuras de medio cuerpo, que reflejan su lucha por abrirse camino. Se dice que el pintor vendía estas obras en los mercadillos ambulantes o a través de marchantes para subsistir.

En este período temprano, Caravaggio prácticamente inventa el bodegón moderno como género autónomo con obras de una veracidad asombrosa, como su famosa Cesta de frutas. También son características de esta etapa sus representaciones de jóvenes de apariencia andrógina y a menudo afeminada, con una sensualidad ambigua, bajo la apariencia de figuras mitológicas o alegóricas, como en sus diversas versiones de Baco (por ejemplo, Baco enfermo o Baco joven con cesta de frutas).

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