El Esplendor del Arte Románico: Arquitectura, Escultura y Pintura en la Edad Media
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Arquitectura Románica: Cimientos de la Fe Medieval
Características Generales de la Arquitectura Románica
Desde el punto de vista arquitectónico, el Románico fue un esfuerzo continuo por construir templos perdurables con la mayor grandeza posible. En este empeño, la arquitectura románica siguió un proceso evolutivo de constante perfeccionamiento y de resolución de problemas tectónicos en busca de la altura y de la luz. Para ello, el material empleado debería ser la piedra, aunque no renunciaron a otros materiales.
Estos deseos llevaron a los arquitectos románicos a construir iglesias con macizos muros de piedra que pudieran soportar el peso de las bóvedas. Los vanos eran escasos y de pequeño tamaño, por lo que la iluminación era limitada. Los materiales básicos empleados incluían sillares de piedra, sillarejo, mampuesto y, ocasionalmente, ladrillo.
Las plantas arquitectónicas eran variadas: de cruz latina, basilicales, circulares o poligonales. Las bóvedas eran obras de fábrica curvadas para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o varios pilares; la principal y más usada era la de medio cañón. Los elementos sustentantes clave fueron los arcos, los pilares y las columnas. Los arcos más utilizados eran los de medio punto, y tanto pilares como columnas eran elementos arquitectónicos esenciales para recibir el peso de las estructuras.
La Iglesia de Peregrinación: Un Refugio para el Devoto
La mayoría de las iglesias construidas en este periodo servían para dar culto. Por ello, muchas pertenecen a una tipología peculiar: las iglesias de peregrinación, cuya configuración viene dada por la necesidad de albergar la mayor cantidad de peregrinos posible. Sus características distintivas incluyen:
- Una cabecera con un único ábside.
- Un deambulatorio (o girola) tras el altar mayor.
- Un número impar de naves.
- Una fachada común en forma de "H".
- El altar mayor suele estar sobreelevado.
El Monasterio: Centro de Erudición y Espiritualidad
El monasterio fue la institución medieval más importante. Gracias a la actividad de los monasterios, se mantuvo viva la erudición romana. Ya desde los primeros años del cristianismo, era frecuente que muchas personas abandonasen los pueblos y ciudades para refugiarse en montañas y bosques en busca de una vida de carácter espiritual, formando así comunidades y monasterios.
Escultura Románica: Narrativa en Piedra
La escultura románica se subordina a la arquitectura, siguiendo dos planteamientos fundamentales:
- La Ley de Adaptación al Marco: Obliga al escultor a adaptar las figuras al espacio arquitectónico que las soporta.
- La Ley del Esquema Geométrico: Exige que las figuras posean una lógica geométrica intrínseca.
Así, las esculturas románicas adoptan formas y proporciones adecuadas para adaptarse a un orden geométrico racional. Uno de los principios que rigieron en la escultura románica es el de la funcionalidad para la transmisión de ideas mediante meticulosos programas iconográficos.
Las esculturas se ubicaban principalmente en los tímpanos abocinados de las iglesias. Se utilizó la piedra, aunque el metal y la madera se emplearon para las imágenes de culto. La temática es similar para la pintura y la escultura, siendo el tema más frecuente la decoración de los templos y los monasterios. Otras características a tener en cuenta son el antinaturalismo, el hieratismo, la rigidez, la Ley de la Jerarquía y la isocefalia.
Pintura Románica: Color y Simbolismo en los Muros
La pintura románica, en su origen, se basaba en un concepto que generaba una impresión estética completamente diferente a la que tenemos hoy del Románico. Tras siglos de circunstancias azorosas, la pintura románica ha ido casi desapareciendo de los muros expuestos, quedando en muchos casos solo los ladrillos como testimonio de su color original.
El gran desarrollo de los muros de los edificios hacía posible la existencia de un vasto espacio para ser decorado. Así, los pintores del Románico decoraron el interior y el exterior de las iglesias. Los muros estaban pintados con la técnica del fresco, y los techos y los frontales del altar, al temple.
Al igual que la escultura románica, la pintura estaba integrada en la arquitectura y seguía las reglas de la Ley de Adaptación al Marco y del Esquema Geométrico. Esto hacía que las figuras fueran planas, alargadas y sin perspectiva; el canon era muy alargado. Los colores empleados son intensos y brillantes, y en ocasiones contrastan franjas de colores entre sí. Los pintores románicos no usaban la luz de manera naturalista; los fondos suelen ser abstractos y sin representación espacial.
Hay que destacar la Ley de la Jerarquía, la isocefalia, y que las composiciones son muy equilibradas, sin interés por la profundidad. La temática estaba relacionada con los pasajes de la Biblia y representaba lo que le iba a pasar al cristiano después del Juicio Final.