El Esplendor del Barroco: Arquitectura Francesa y Maestros de la Pintura Flamenca y Holandesa
Clasificado en Arte y Humanidades
Escrito el en español con un tamaño de 5,96 KB
Barroco Europeo: Arquitectura Francesa, Pintura Flamenca y Holandesa
Arquitectura Francesa del Barroco
En Francia, el Barroco se difundió por la influencia de Bernini y la acción unificadora de la Academia de Arquitectura. Las características de esta arquitectura fueron:
- El palacio como edificio preferido por los monarcas.
- Se prefieren líneas rectas y sobriedad decorativa.
La obra principal fue el Palacio de Versalles, construido por Mansart para Luis XIV. Es un enorme edificio simétrico con un cuerpo central que incluye un patio de armas y dos alas laterales donde predomina la horizontalidad. La fachada mide más de 600 metros y se divide en tres cuerpos: el inferior o basamento, con paramento almohadillado; el principal, con pilastras y columnas gigantes; y el superior, coronado con balaustrada y estatuas. Los entrantes y salientes de la fachada proporcionan sensación de movimiento, y esta disposición influyó en todos los palacios posteriores. Los interiores están decorados con refinamiento y suntuosidad, en contraste con la sobriedad exterior; un ejemplo es el Salón de los Espejos. Junto al palacio se extienden los grandes jardines, diseñados por Le Nôtre, que representan el mejor modelo de jardín de trazado geométrico, con fuentes, estanques, esculturas, setos, árboles y avenidas radiales que parten del palacio. Todo ello simbolizaba la extensión del poder absoluto a la propia naturaleza.
Pintura Flamenca del Barroco
La pintura flamenca estuvo influenciada por la italiana. Los temas más frecuentes eran los religiosos, los mitológicos y los retratos. También abundaban las escenas de género, paisajes, bodegones, etc. Los principales pintores fueron:
Pedro Pablo Rubens
Tuvo un gran taller con numerosos discípulos y una vasta producción artística. Se formó en Italia, donde estudió a Miguel Ángel, la pintura veneciana y el Barroco, lo que le influyó enormemente. Sus pinturas se caracterizan por las composiciones diagonales, el movimiento frenético logrado mediante violentos escorzos, el dramatismo de los temas, la pincelada suelta y el colorido cálido predominante, además de las formas humanas idealizadas. Representó los episodios más dramáticos de la vida de Cristo y los santos como propaganda del catolicismo. Los temas mitológicos presentan desnudos femeninos de carnes opulentas y sensuales, fruto de un sentido vitalista de la existencia. Realizó retratos de aparato, resaltando la categoría social y la psicología del retratado. También pintó paisajes de formas dinámicas con contrastes de luces y sombras, expresando dramatismo, y escenas de género.
Anton van Dyck
Fue discípulo de Rubens y trabajó en la primera mitad del siglo XVII. Recibió influencias de la pintura italiana y de Rubens, desarrollando una pintura más suelta y colorista, elegante, refinada y menos dramática y dinámica que la de su maestro. Destacan sus retratos de aparato de gran elegancia, con el personaje inmerso en la naturaleza y con fondo paisajístico.
Jacob Jordaens
Colaboró con Rubens y su obra se inspiró en las escenas de género, que plasman de forma desenfadada la vida cotidiana de campesinos y clases populares. Lo hizo con naturalismo, gusto por el movimiento, pincelada suelta y rico colorido.
Pintura Holandesa del Barroco
La pintura holandesa reflejó el gusto de la burguesía protestante, que era quien encargaba los cuadros. Los pintores holandeses son naturalistas y reproducen el detalle minuciosamente, con colorido cálido y pincelada suelta. Los temas más frecuentes son la realidad cotidiana plasmada en escenas de género, bodegones, entre otros. También tuvo importancia el tema religioso inspirado en la Biblia, expuesto como reflexión moral. Destacaron los retratos, teniendo gran éxito el retrato corporativo, en el que se representaba a los miembros de las diversas sociedades holandesas otorgándoles igual protagonismo. Uno de los más importantes fue:
Rembrandt van Rijn
Influido por Rubens y Caravaggio, el estilo de Rembrandt se caracteriza por fondos de penumbra de los que sobresalen personajes fuertemente iluminados (como si ellos mismos fuesen el foco) y ricamente coloridos. Trató con maestría el claroscuro para producir un ambiente misterioso que incitase a la reflexión. Realizó numerosísimos autorretratos y también retratos corporativos con personajes naturalistas de gran profundidad psicológica. Pintó también escenas de género con gran naturalismo y expresividad, así como paisajes, temas religiosos e incluso obras mitológicas cargadas de ironía.