El Establecimiento Griego en la Península Ibérica: Emporion y su Impacto
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La colonización griega en la península venía marcada por una expansión en la fachada mediterránea, en nuestro mundo levantino. No obstante, los estudios recientes nos obligan a realizar una matización y restringir la misma a la zona de Ampurias, Roses y a ciertos enclaves en el levante que surgen de manera tardía. Si hablamos de relaciones comerciales, sí es cierto que podemos incluir la zona de la ría de Huelva, al igual que en la zona de Mainake, donde se encuentran algunos restos de cerámica griega que permitirían defender cierta presencia comercial, aunque no un mundo colonial definido.
La colonización griega debe restringirse al mundo foceo y su emporio en la isla de San Martín de Ampurias, fundado en torno al 580 a.C. Con un claro carácter comercial, fue expandiéndose a lo largo del siglo VI hasta tener que saltar de la isla al territorio continental. La evolución de este enclave ha venido explicada en gran medida por las relaciones con las comunidades foceas de Alalia, Masalia y su metrópolis Focea. Así, la destrucción de la misma en el 545 a.C., unida a la destrucción de Alalia en el 535 a.C. por el mundo cartaginés, podrían haber provocado una mayor afluencia de refugiados y el consecuente aumento demográfico que explicaría la ampliación de este emporio y la creación de la neápolis en torno a estas fechas.
A finales del siglo VI se produce un cambio en el comercio griego, seguramente derivado de la mal denominada crisis de Tartessos (relacionada con el agotamiento de los yacimientos argentíferos superficiales de la zona de Huelva) y el cambio del mundo fenicio en la zona sur. La respuesta dada por el mundo griego se centró en un aumento de su presencia en la zona costera levantina, penetrando además en el valle del Vinalopó buscando otra zona de fuerte riqueza minera: la cordillera Penibética.
En esta fase cobran importancia las relaciones con el mundo íbero, que se manifiesta como parte activa en estas relaciones comerciales y aprovecha las mismas para asimilar, entre otras, nuevas técnicas constructivas (planos hipodámicos, aterrazamientos, nuevas plantas de edificios, etc.) y nuevas manifestaciones culturales que se mezclan con la fuerte influencia orientalizante, especialmente en la zona del alto Guadalquivir, en la cordillera Penibética y el sur del levante (aumento de la estratificación social, asunción de costumbres, elementos religiosos y programas iconográficos, etc.).
En este proceso de cambio se atestigua el desarrollo de la neápolis de Ampurias, la nueva fundación de Rhode y la creación de nuevas rutas comerciales hacia el interior.