El Estallido de la Segunda Guerra Mundial: Causas y Primeras Ofensivas
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Las ambiciones de Adolf Hitler por dominar Europa hicieron que los demás países se prepararan militarmente. Un territorio ansiado por Hitler era Polonia, ya que sus propósitos se extendían al este de Europa. La Unión Soviética estaba en contra de esta expansión, y Hitler aprovechó la situación para sellar un pacto con Rusia, donde acordó que se repartirían Polonia. Era el Pacto Nazi-Soviético, en el que los soviéticos se comprometían a no intervenir en un conflicto entre Alemania y Polonia, ni en una guerra entre Alemania y las democracias occidentales.
La Ofensiva Alemana y el Inicio del Conflicto
La Segunda Guerra Mundial comenzó con el asalto a Polonia en 1939, mediante una Blitzkrieg (guerra relámpago). Alemania conquistó Polonia y la incorporó al Imperio Alemán. Al mismo tiempo, la Unión Soviética, según el acuerdo nazi-soviético, penetró en la mitad oriental de Polonia, anexionándose el territorio. Además, atacó Finlandia, lo que llevó a la expulsión de la URSS de la Sociedad de Naciones.
La ofensiva continuó y en 1940 los alemanes invadieron Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, sorprendiendo a los franceses.
Las divisiones acorazadas de Hitler decidieron atacar Francia, entrando por Luxemburgo, donde la Línea Maginot (línea defensiva francesa) no llegaba. Avanzaron hacia el sur y tomaron París; Francia pidió la paz. Hitler, eufórico, celebraba la victoria.
Benito Mussolini siguió los pasos de su aliado, apoyando este ataque, además de invadir Grecia y atacar a los británicos en África. Las Potencias del Eje tenían la ventaja, ya que la URSS se mantenía neutral y solo necesitaban asestar un golpe decisivo a Gran Bretaña. Para ello, se reclutaron prisioneros de guerra y se organizaron recursos, empleándolos en las industrias de guerra alemanas. Al mismo tiempo, el avance de los ejércitos dejó innumerables atrocidades, como pueblos enteros arrasados, la deportación de sus habitantes y la creación de campos de concentración de exterminio masivo, como Treblinka o Auschwitz, donde se liquidó a 6 millones de judíos.
La Situación de los Aliados y la Expansión del Conflicto
Los países atacados, como Gran Bretaña, buscarían nuevos aliados para equilibrar el poder. En 1940, era la única potencia que se mantenía en guerra contra Alemania, y Winston Churchill consideró necesario pedir ayuda a la democracia de Estados Unidos, ya que Hitler representaba una amenaza real. El presidente Franklin D. Roosevelt no tardó en enviar ayuda en forma de armas, materias primas y alimentos.
Los ataques aéreos alemanes fueron rechazados por Gran Bretaña. Hitler, encontrando mayor resistencia de la esperada, se dirigió al este para intentar desembarazarse de la Unión Soviética.
Olvidando el Pacto Nazi-Soviético, en 1941 el ejército alemán se lanzó contra la Unión Soviética, haciendo retroceder a los soviéticos y apoderándose de Bielorrusia y Ucrania, llegando a 30 km de Moscú. Los soviéticos tuvieron que resistir utilizando la llamada política de tierra quemada.
El plan de Hitler era, además de obtener las colonias británicas y francesas en África, avanzar hacia el este hasta encontrarse con Japón, su aliado. Japón, en sintonía con Alemania, decidió atacar las colonias británicas y estadounidenses en el Pacífico. Así, en 1941, lanzaron un ataque aéreo a Pearl Harbor, base naval estadounidense en las islas Hawái. De este modo, los estadounidenses y los británicos declararon la guerra a Japón, y días después, Alemania e Italia declararon la guerra a Estados Unidos.