Estrategias y Herramientas para Mitigar Externalidades Negativas Ambientales
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Las externalidades negativas, especialmente las de índole ambiental, representan un desafío significativo en la economía. Afortunadamente, existen diversas estrategias y herramientas, tanto económicas como regulatorias, diseñadas para corregir estas fallas de mercado y promover un desarrollo más sostenible. A continuación, exploramos algunos de los mecanismos más relevantes:
1. Subsidios como Mecanismo de Regulación
Es importante recordar que lo que se puede lograr con un impuesto también se puede lograr con un subsidio. Por ejemplo, se podría subsidiar a una acería para que reduzca su producción y, consecuentemente, su impacto ambiental.
Sin embargo, el principal problema de los subsidios es que incentivan a otros agentes a ingresar en el mercado con el único fin de beneficiarse de ellos, lo que puede generar ineficiencias y distorsiones adicionales.
2. El Teorema de Coase: No Intervención y Eficiencia
El Teorema de Coase postula que si los derechos de propiedad están claramente definidos y no existen costos de transacción (es decir, las partes pueden negociar sin incurrir en gastos significativos), entonces se alcanzará una asignación eficiente de recursos, independientemente de quién posea inicialmente dichos derechos.
Por consiguiente, según Coase, la intervención gubernamental no es necesaria; de hecho, si el regulador interviene, podría obstaculizar que los agentes lleguen a acuerdos por sí mismos. Esto, en lugar de corregir las distorsiones, podría agravarlas.
3. Creación de Mercados de Contaminación: Una Solución Ambiental
Otro argumento relevante sugiere que la raíz de muchos problemas ambientales reside en la ausencia de un mercado para ciertos bienes o servicios, como el aire o el agua limpios. Esta falta de mercado impide la asignación de un precio y, por ende, la internalización de los costos ambientales.
La solución propuesta es la creación de un mercado de derechos de contaminación. En este esquema, una acería, por ejemplo, demandaría derechos para emitir contaminantes, mientras que una piscicultura demandaría derechos para mantener un entorno libre de contaminación. Además, podría surgir un tercer agente, como una organización ambientalista, que adquiera derechos de contaminación con el propósito de no utilizarlos. Al retirar estos derechos del mercado, se reduce efectivamente el nivel total de contaminación permitido.
En resumen, la externalidad negativa se origina porque no existe un precio asignado al bien afectado (en este caso, el "agua del río"), debido a la falta de un mercado formal para el mismo.
4. Depósitos Reembolsables: Incentivos para la Sostenibilidad
Un claro ejemplo de este mecanismo son los depósitos reembolsables aplicados a las botellas retornables. Si una persona devuelve las botellas, recupera el dinero del depósito, lo que genera un incentivo económico directo para evitar la externalidad negativa de la basura.
Incluso si una persona ignora este incentivo y desecha la botella en la vía pública, otra persona tendrá el estímulo económico para recogerla y devolverla. De esta manera, la externalidad negativa se mitiga igualmente, promoviendo la recuperación y el reciclaje.
5. Estándares y Multas: Regulación Directa
Este mecanismo implica la imposición de un estándar o límite máximo de contaminación, y aquellos que no lo cumplen son multados. Es una forma de regulación directa que busca controlar las emisiones o el comportamiento contaminante.
Para que este mecanismo sea efectivo, el regulador requiere una cantidad significativa de información. Debería ser capaz de establecer el estándar en el nivel de producción que corresponde al óptimo social y fijar la multa en el punto donde el Beneficio Marginal Neto Privado (BMNP) sea igual al daño marginal. La falta de esta información precisa puede llevar a resultados subóptimos.
6. Estándares vs. Instrumentos Económicos: Eficiencia en la Gestión Ambiental
Existe una diferencia fundamental entre los estándares y los instrumentos económicos en la gestión de la contaminación. Cuando se implementa un estándar, las empresas pueden contaminar hasta el límite establecido sin incurrir en costos adicionales; solo pagan si exceden dicho estándar.
Por el contrario, con instrumentos económicos como impuestos o permisos de contaminación, las empresas pagan por cada unidad de contaminante emitida. Esto genera un fuerte incentivo para que las empresas reduzcan sus emisiones, fomentando la inversión en tecnologías más limpias y la innovación para disminuir la contaminación por unidad de producto, lo que a su vez reduce el importe a pagar. Por estas razones, los instrumentos económicos suelen ser más eficientes y efectivos que los estándares en la gestión de externalidades, ya que promueven una reducción continua de la contaminación más allá del mero cumplimiento de un límite.