La Estructura de la Mente Humana: El Ello, Yo y Superyó de Freud

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La Segunda Tópica de la Mente: El Modelo Estructural de Freud

Sigmund Freud basó su teoría en la premisa de que la arquitectura de la mente humana guarda en lo más profundo de sí restos de estructuras mentales más primitivas. En nuestra psique se condensan milenios de evolución, no solo de la especie humana, sino de la propia vida.

La mente se divide en tres estratos o instancias psíquicas:

  • El Ello

    El Ello se rige por el Principio de Placer. Es la parte más antigua y original de la personalidad, la herencia instintiva. De él surgen impulsos básicos como el hambre, el sexo y la violencia, siendo la base del pensamiento. No tiene contacto directo con la realidad, por lo que sus demandas son frecuentemente absurdas o irrealistas. Allí existen las contradicciones y lo ilógico, al igual que en los sueños. El Ello sería la más fuerte de las tres partes. Si el Ello fuera libre, solo nos regiríamos por el placer; siempre buscaríamos nuestra gratificación. Por ejemplo, si alguien nos cae mal, lo mataríamos sin remordimiento.

  • El Superyó

    El Superyó contrarresta al Ello. Representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Se compone de dos subsistemas:

    • Autoconciencia: La capacidad de autoevaluación, crítica y reproche.
    • Ideal del Yo: Una autoimagen ideal, una proyección de lo que deberíamos ser y cómo deberíamos comportarnos.

    El Superyó busca soluciones moralmente aceptables, más que realistas. Representa la autoridad del padre interiorizado en nosotros, siendo donde reside la moral y la voz de nuestra conciencia. Es una especie de alter ego, un ideal de lo que seríamos si cumpliéramos siempre con nuestro deber moral. Sin embargo, esto no es posible. Muchas veces no podemos evitar pensar egoístamente, por ejemplo, y el Superyó nos castiga también, amenazándonos con dejar de querernos (un ejemplo similar al de los padres), es decir, nos amenaza con bajar nuestra autoestima. Por ejemplo, el solo hecho de pensar en la posibilidad de usar la violencia contra una persona sería motivo suficiente para que nuestro Superyó nos juzgue y condene moralmente.

  • El Yo

    El Yo se rige por el Principio de Realidad. Su función es cumplir de manera realista los impulsos del Ello de acuerdo con el mundo exterior, y al mismo tiempo, tratar de conciliarse con las exigencias del Superyó. El Yo es el intermediario entre el Ello y el mundo externo, a través de la conciencia. Satisface los impulsos del Ello de manera realista, conforme a nuestras posibilidades y condiciones externas.

    Su función principal es mediar entre las tres fuerzas que le demandan satisfacción: el mundo de la realidad, el Ello y el Superyó. Es el encargado de coordinar y equilibrar estas tres fuerzas psíquicas. Su misión fundamental es mantenernos vivos y psicológicamente sanos, impidiendo que cualquiera de los dos extremos (Ello o Superyó) gobierne nuestra conducta. Es la parte de nuestra psique en contacto con la realidad externa y, a veces, con nuestro subconsciente.

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