Estructura Social de la Antigua Roma: Clases, Ciudadanía y Jerarquías

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Introducción a la Sociedad Romana

A lo largo de los trece siglos que abarca la historia de Roma, se fueron produciendo cambios notables en la sociedad. No obstante, la desigualdad social era el pilar básico sobre el que se asentó la compleja y variopinta sociedad romana. Las primeras clases sociales que existieron en Roma fueron los patricios, que eran los miembros de las primeras familias que se instalaron en Roma, y los plebeyos.

Cuando los plebeyos consiguieron mejoras sociales y el derecho a la ciudadanía (civitatis ius), las diferencias entre patricios y plebeyos se fueron difuminando. La gran frontera de la división social se situó entonces entre personas libres (los ciudadanos) y personas no libres (libertos y esclavos).

Las Clases Sociales en la Roma Antigua

1. Los Ciudadanos (Cives)

A partir del año 149 a.C., fue considerado ciudadano todo hombre libre que viviese en Italia, desde los Alpes hasta las costas africanas. Sin embargo, se siguieron marcando diferencias, puesto que se distinguía entre:

  • El ciudadano de Roma: que gozaba de todos sus derechos sin limitación alguna (civis optimo iure).
  • El ciudadano de Italia: que tenía ciertas restricciones en sus derechos.

Los ciudadanos se subdividían a su vez en tres clases sociales:

Los Nobles (Nobiles)

Eran la aristocracia. Se dedicaban fundamentalmente a la política y, en menor medida, a las operaciones financieras y comerciales.

Los Caballeros (Equites)

En un primer momento, eran hombres adinerados que prestaban el servicio militar a caballo. Con el tiempo, otros les fueron sustituyendo en las obligaciones militares, mientras que ellos pasaron a dedicarse a los negocios. Así, se convirtieron en la burguesía de Roma.

Los Clientes (Clientes)

Eran una clase media venida a menos. Arruinados, a veces por las guerras, otras por las deudas, buscaban a alguien de la clase alta que pudiera protegerles. Hacían cola a la puerta de la casa de su protector todas las mañanas para la ceremonia de la salutación o saludo matutino.

Los clientes eran como una especie de camarilla influyente que intentaban hacer medrar a su patrón o jefe, para lo que, incluso, ponían la zancadilla al rival en la política y en los negocios. Captaban votos, difamaban, propagaban calumnias e influían con frecuencia sobre el hombre de la calle. Aunque entre cliente y patrón no existía ningún vínculo jurídico, sí había entre ellos una serie de intereses creados, lo que hacía que esta relación a veces fuese muy conflictiva.

2. Los No Ciudadanos

Los libertos y los esclavos tenían la condición de no libres, por lo que carecían de derechos ciudadanos.

Los Esclavos

Los esclavos eran siempre muy numerosos y no desaparecieron jamás del paisaje social romano. Se era esclavo, bien por nacimiento, por resultar prisionero en la guerra, o por sentencia judicial, que podía convertir a un ciudadano libre en esclavo. El trato dispensado a los esclavos variaba mucho en función de los distintos amos.

Con frecuencia, al esclavo se le permitía ahorrar una cierta cantidad de dinero con la que podía comprar su libertad (manumissio). Entonces pasaba a ser un liberto. Un esclavo podía adquirir también la condición de liberto mediante el testamento de su amo o por decisión judicial.

Los Libertos

Los libertos eran antiguos esclavos que habían conseguido su libertad. Aun así, su libertad era muy limitada y carecían del derecho de ciudadanía, aunque su situación fue progresando con el paso del tiempo. El liberto quedaba ligado a su antiguo dueño hasta el punto de tener su mismo nomen y praenomen. El liberto podía trabajar por su cuenta y todos sus hijos podían llegar a ser personas completamente libres.

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